Por Hugo Rius, corresponsal de Prensa Latina en Vietnam
Dejados atrás tiempos de penurias, cuantos vietnamitas pueden se empeñan en adquirir los tradicionales arbolitos de mandarina y de melocotón florido para la celebración del nuevo año lunar, que se tienen como augurio de bienestar y prosperidad familiares.
La flor de melocotón simboliza la suerte y el bienestar
Sus precios suben como previsible respuesta comercial, pero aún así, abundan las ventas y quienes los transportan en sus motocicletas a medida que se acerca el 30 de enero, cuando despedirán el viejo 2013 determinado por el cíclico movimiento del satélite terrestre en su peculiar calendario.
Este trasiego pone por estos días una nueva nota de color a Hanoi como si toda la ciudad se deseara las bienandanzas que se atribuyen a dichas plantas ante la fecha más popular para la que se escurren ahorros de meses de arduo trabajo porque además hay que destinar a cenas, ofrendas, ropas de estrenos y regalos.
Flores de melocotón florecen en el recinto del Mausoleo de
Ho Chi Minh, en Hanoi
Toda oficina pública, recintos de servicios, tiendas, lugares de recreo y en innumerables hogares exhiben en el sitial más visible el erguido y frondoso arbusto, que generaliza el anhelo de felicidad.
Para esta ocasión un inventivo agricultor de los suburbios se ha visto abrumado en su huerto por los encargos de un arbolito que consiguió cultivar en el que cuelgan cinco frutas, melocotón, naranja mandarina, y otras dos autóctonas, kumuat y pah thu, llamada fruta de Buda.
A Le Duc Giap, el emprendedor en cuestión, se le dieron 130 de esas híbridas plantas en una extensión de mil metros cuadrados, por las que interesados compradores pagan, según el tamaño de cada una, desde el equivalente de 380 hasta mil 200 dólares.
Hanoyenses llegan hasta jardines de kumquats para seleccionar
el que mas le apetece para adornar su casa en el Tet
Para este exitoso pionero en el desafiante empeño que inició en 2008, reconocido por la Asociación de Campesinos de la capital y sus autoridades, la novedosa oferta para el año lunar le reportó en la celebración anterior un ingreso de 70 mil dólares.
Sociedad misma que prospera, aún con tropiezos macroeconómicos, expande y diversifica los gustos de consumo, y si es para el raigal Tet primaveral brilla la iniciativa creadora en una simbiosis de inconmovible tradición y modernidad tecnológica.
Para nada hace falta aquí el pino remedando artificiosamente escarchas invernales de otras latitudes ni la espera de su correspondiente mítico personaje, en una milenaria cultura con acendrados imaginarios populares propios.