Hanoi, ciudad de los lagos

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Buena parte del peculiar encanto de Hanoi viene dado por los lagos que le ponen un sello distintivo, una marca de identificación, 18 en total, y que en conjunto abarcan dos mil 200 hectáreas, que se entrecruzan en porciones de territorio firme.
Por Hugo Rius Blein, corresponsal de Prensa Latina en Vietnam

Buena parte del peculiar encanto de Hanoi viene dado por los lagos que le ponen un sello distintivo, una marca de identificación, 18 en total, y que en conjunto abarcan dos mil 200 hectáreas, que se entrecruzan en porciones de territorio firme.

Estos regalos de la naturaleza, contemplados por la población con mirada romántica y vinculados en el imaginario popular a mitos y leyendas, son a la vez su salvación, en tanto que pulmones gigantes de una urbe que concentra hoy unos seis millones de seres humanos, y que por su impetuosa modernización soporta un intenso estrés ambiental.

Geógrafos más proclives a las imágenes describen sus orígenes como los latigazos que ha dado el poderoso río Rojo en sus numerosos cambios de curso a lo largo del tiempo que dejó como secuelas un montón de lagos que ahora, engullidos por la ciudad, la oxigenan y proporcionan un espacio abierto que se echa de menos en otras capitales del sudeste asiático.

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El céntrico lago de Hoan Kiem, o Ho Guom, con su
emblemática torre llamada Thap Rua

El propio nombre de Hanoi, que se fundó hace un milenio, significa en lengua antigua "el lado exterior de un río", el de entonces llamado Río Cai (madre), lo que literalmente significa que la ciudad está abrazada por cerca de 100 kilómetros de diques de la potente arteria fluvial que nace en China, mientras otras nueve corrientes la atraviesan.

Para emprender un recorrido por el corazón de la capital vietnamita resulta inevitable orillarse al lago Hoan Kiem, una suerte de punto cero de los hanoyenses, en el que se funden legendarias tradiciones de impronta identitaria y recreación en vecindad con el viejo casco histórico que configuró en términos citadinos estilos de vida y modos de ser.

Hoan Kiem se traduce como "espada restituida", en alusión a la leyenda según la cual el emperador Le Loi se encontraba en sus márgenes cavilando como derrocar la invasión de la dinastía Ming Chin, cuando de repente emergió de las aguas una tortuga que llevaba en la boca una acerada arma capaz de aumentar la fuerza y destreza de su portador. Cualquier vietnamita que acompañe a un estrenado visitante le contará que una vez vencido el enemigo, la tortuga devolvió la espada al fondo lacustre ante la visión de una torre en honor al relato, erigido en un islote en el centro de la superficie acuática.

En una de las orillas del lago se emplaza una pagoda, el famoso Templo de la Montaña, uno de los sitios más frecuentados por los habitantes de Hanoi, al que se accede a través de un pintoresco puente de madera pintada de rojo, para ver además una tortuga disecada, presuntamente descendiente de aquella otra de la espada.

Algunas de esas especies, estimadas en Vietnam como símbolos de longevidad, habitan en Hoan Kiem, y cuando una de ellas sacó la cabeza más de lo habitual, hace un tiempo, causó la preocupación de que pudiera estar sufriendo los efectos de la contaminación.

Si por estos parajes se empieza por beber en fuentes de lo más profundo de la cultura nacional, habrá que encaminarse en lógica continuidad por el contiguo dédalo de callejuelas abigarradas del casco antiguo, concebido en sus más remotos tiempos con tramos enteros especializados en tipos de oficios, sean de los metales, de la madera, el bambú, los tejidos, entre otros diversos, de los que quedan aún reminiscencias, pese a la intromisión de todo tipo de actividad artesanal y comercios. Ruidosas, surcadas por tropeles de motociclistas, allí se compra, vende y regatea, se dialoga y discute, se improvisa una pausa para alimentarse en lugares más improvisados todavía. Se le toma el pulso a una parte esencial de la vida de Hanoi, a lo que una vez un turista de mente despejada describió en su blog como atrayente locura mágica.

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Atardecer en Ho Tay (Lago del Oeste), el más grande de Hanoi

Ya en uno de sus extremos, el viejo casco linda con las proximidades del lago Truc Bach, o del bambú blanco, donde estuvo el palacio real, y hoy sus márgenes están dominadas por edificios modernos y marisquerías al aíre libre, y por cierto el lugar donde se estrelló el ex candidato presidencial estadounidense John McCain durante la guerra de agresión a Vietnam.

Truc Bach se encuentra separado por un dique, sobre el que se desliza una doble vía para el tránsito de vehículos, del gran lago Ho Tay, un fruto elocuente del desbordamiento del río Rojo, y tan profundo como para darse el gusto de navegarlo mientras se cena en uno de sus barcos restaurantes. O si se prefiere otra alternativa lejana a la gastronomía, atravesar una pasarela desde la orilla para admirar la belleza de la pagoda Tran Quoc o seguir por la autopista hacia el templo An Tri dedicado a un héroes de la guerra contra la dinastía china Yuan.

Otros lagos que por igual inspiraron la creación de reconocidas joyas literarias en prosa o en verso son el Ho Mau de la bahía, el Ho Thu Le y el Ho Giang, del arte marcial, entre los más descollantes rincones naturales que aportaron el componente acuático de la cultura nacional, tanto en sus manifestaciones artísticas como en sus miradas filosóficas.

Hanoi tiene mucho que ofrecer, inagotablemente, en conocimiento y disfrute. Sus lagos constituyen apenas un comienzo revelador.

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angel miguel bastidas

La fina pluma Hugo nos hace delirar, y revivir cada andar por los bellos parajes hanoyenses.A Hanoi la llevo en... Xem thêm

JUAN-R DÍEZ ECHEVARRÍA

Es un descubrimiento, que Hanoi es la ciudad de los lagos, que unido a la vegetación exuberante, que los rodea, los hace lugares en verdad maravillosos, convirtiendo Hanoi,... Xem thêm