El objetivo general radica en promover exitosamente la reestructuración económica en asociación con la innovación del modelo de crecimiento para lograr la prosperidad económica, la sostenibilidad ambiental y la justicia social, hacia una economía ecológica y neutra en carbono, además de contribuir a limitar el aumento de la temperatura global.
Esta estrategia traza las metas según las cuales para 2030 la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero por PIB se reduzca en al menos un 15% en comparación con 2014, mientras para 2050, disminuirá en al menos un 30% respecto a la cifra de 2014.
También requiere el desarrollo de la urbanización y la renovación rural asegurando los objetivos de crecimiento verde y sostenible en aras de crear un hábito de consumo sostenible en el contexto de la integración mundial.