El mismo día, el Palacio Presidencial de Corea del Sur convocó una reunión urgente del Consejo de Seguridad Nacional. Seúl confirmó que era el último lanzamiento de un "misil balístico de alcance intermedio" del Norte.
En la reunión, el presidente Moon Jae-in pidió a Pyongyang que deje de causar tensión y responda al llamado al diálogo de la comunidad internacional.
Dijo que el último ensayo de misil de Corea del Norte es un desafío a los esfuerzos para la desnuclearización, la paz y la estabilidad en la península coreana y también a los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional, violando la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas al respecto.
Mientras tanto, el portavoz del gobierno nipón dijo el 30 de enero que un objeto sospechoso de ser un misil balístico lanzado por Corea del Norte había caído fuera de la zona económica exclusiva (ZEE) de Japón, y enfatizó que los recientes lanzamientos de misiles de Corea del Norte violan las resoluciones de las Naciones Unidas.
Inmediatamente después del incidente, el gobierno japonés creó un grupo de trabajo para recopilar información e investigar el lanzamiento de Pyongyang. El análisis inicial de Tokio sugirió que el objeto volador que lanzó Corea del Norte podría haber sido un misil de mediano o largo alcance.
Se cree que dicho incidente es el séptimo ensayo de misiles por parte de la Corea Democrática solo en este mes de enero. Los observadores dicen que Pyongyang está tratando de presionar al Sur y su socio Estados Unidos, enviando un mensaje de que todavía está desarrollando capacidades armamentísticas y que ignorar a Corea del Norte complicará la situación.