Las bombas de racimo son prohibidas en 120 países del mundo. (Foto: AP) |
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia se refirió el 8 de julio al gesto como parte de la política antirrusa de Estados Unidos. En palabras de la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, la decisión de la Administración de Joe Biden de suministrar municiones de racimo al régimen de Kiev es otra manifestación flagrante del curso agresivo antirruso de Estados Unidos, destinado a prolongar lo más posible el conflicto en Ucrania.
Según la diplomática, la experiencia con el uso de municiones de racimo en Oriente Medio y otras regiones del mundo muestra que sus elementos pueden permanecer sin explotar durante mucho tiempo y detonar después del final de las hostilidades.
Por eso, recalcó, Washington se convertirá de facto en cómplice del minado y compartirá plenamente la responsabilidad de las muertes causadas por las explosiones, incluidas las de niños.
La ministra de Defensa de España, Margarita Robles, también criticó el polémico envío. Dichas bombas no se pueden entregar en ningún caso por sus daños a gran escala y durante décadas, declaró.
Por parte de Ucrania, el ministro de Defensa, Oleksii Reznikov, prometió que las municiones no se utilizarían en territorio ruso.
Estados Unidos anunció el viernes un nuevo paquete de ayuda militar de 800 millones de dólares a Ucrania, que incluye el envío de bombas de racimo.
La Coalición contra las Municiones de Racimo, un grupo activista que trata de prohibir las armas en todas partes, expresó su temor ante la decisión del país norteamericano de suministrar ese explosivo, prohibido en 120 países.