La misa fue presidida este 17 de octubre en la Basílica de San Pedro por el máximo diplomático de la Santa Sede, Pietro Parolin, en honor a Moon Jae-in, cuyo impulso de paz ha revivido la cooperación entre las dos Coreas y los diálogos para desnuclearizar la del Norte.
En su discurso leído después de la misa, el mandatario surcoreano calificó el evento como una gran bendición para su país y su gente en su viaje hacia la paz. Destacó además que el final del estado de guerra y la firma del acuerdo de paz en la península permitirán poner fin a la última Guerra Fría en el mundo.
También abogó por el apoyo de la comunidad internacional a los pasos de ambas partes hacia esa meta y reafirmó la voluntad de Seúl de eliminar la división de más de medio siglo en esa región.