Este último lanzamiento es un duro golpe contra los esfuerzos por promover el diálogo con Corea del Norte por parte de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur en el contexto de que funcionarios de alto rango del sector de defensa de estos tres últimos países se reunieron por oncena vez en Seúl a fin de encontrar medidas para la desnuclearización total y establecer una paz duradera en la península de Corea.
Mientras tanto, aunque el Gobierno surcoreano confirmó el 4 de mayo que la prueba de armas norcoreana violó el acuerdo militar entre las dos Coreas y Washington, reconoció que los objetos volantes lanzados fueron cohetes y misiles, A pesar de este incidente, Estados Unidos y Corea del Sur son pacientes con los movimientos de Pyongyang, y mantener la cautela antes de tomar cualquier decisión relacionada con el caso.