En un discurso pronunciado la víspera, la mandataria dijo que las drogas son un problema de Estados Unidos, no de México, y afirmó que imponer aranceles podría perjudicar a los fabricantes de automóviles de ese mismo país vecino.
Sin embargo, propuso conversar sobre este tema con el electo presidente Donald Trump, afirmando: “El diálogo es el mejor camino para lograr el entendimiento, la paz y la prosperidad para los dos países”.