Casi ocho décadas después, para los habitantes de Hiroshima y Nagasaki en particular y para los japoneses en general, los recuerdos de la pérdida y el horror siguen ahí. En particular, no se puede cuantificar el trauma psicológico de las víctimas de las bombas atómicas que sobrevivieron, ni sus daños, pérdidas y dolor.
Nagasaki devastada tras ser alcanzada por bomba atómica. (Foto: History)
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Una víctima de Hiroshima compartió: “Ha pasado mucho tiempo, pero no puedo olvidarlo. Todavía aparece claramente ante mis ojos. La noche anterior a ese día, me acosté en el brazo de mi madre, tomando la mano de mi padre, dormimos los tres juntos, pero inesperadamente, esa sería la última noche. A la mañana siguiente, mis padres fueron a trabajar y nunca regresaron. Una fuerte explosión. Mi hermana y yo quedamos enterrados bajo un montón de escombros. Mi hermana también se fue. Me quedo sola hasta hoy”.
La celebración de la paz de este año y la conmemoración de las víctimas de Hiroshima se siguen llevando a cabo como de costumbre para transmitir el mensaje de anhelo de paz. Una estudiante de escuela primaria de Tokio que asistió a la ceremonia, compartió:
“Realmente siento que la paz que tengo hoy es preciosa. No pienso sólo en Hiroshima o Nagasaki, creo que la paz que existe hoy es por lo que pasó en esos lugares”.
Cada año crece la lista de víctimas en Hiroshima y Nagasaki. Y el mensaje que Japón quiere enviar al mundo es: mientras el mundo tenga armas nucleares, el riesgo de desastre seguirá ahí y el dolor no será de nadie. El mundo necesita aprender una lección de las terribles tragedias de Hiroshima y Nagasaki.