El alto el fuego, patrocinado por Estados Unidos y en vigor desde el 10 de octubre, permitió poner fin a un conflicto que se prolongó durante más de dos años entre Israel y Hamás. No obstante, el acuerdo sigue siendo frágil, ya que ambas partes se acusan casi a diario de incumplimientos.

El pacto consta de tres fases. En la primera, los grupos armados palestinos se comprometieron a liberar a los 48 rehenes restantes, incluidos tanto los supervivientes como los cuerpos de los fallecidos. Hasta el momento Hamás entregó todos los rehenes y los cuerpos correspondientes, con la excepción de un cadáver que aún no ha sido localizado.

Según lo estipulado en la segunda fase, el ejército israelí continuará retirándose de sus posiciones en la Franja de Gaza y será reemplazado por una fuerza internacional de estabilización, mientras que Hamás deberá deponer las armas.

La tercera fase prevé la reconstrucción de amplias zonas de Gaza devastadas durante la campaña militar israelí en el enclave.