En una declaración conjunta publicada después de la reunión, los ministros de Salud del Grupo de los siete países más industrializados del planeta remarcaron que el mundo se enfrenta a la amenaza de la nueva variante Ómicron del virus SARS-CoV-2 y, según la evaluación inicial, esta variante tiene un alto riesgo de infección, por lo que se necesita una acción urgente.
En el comunicado se enfatiza que el G7 apoya firmemente el plan de establecer una red internacional de vigilancia de patógenos dentro del marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los ministros de Salud de este grupo también reconocieron el peso estratégico del acceso a las vacunas anticovid-19 y aseguraron que desplegarán sus compromisos de financiamiento.