Esta campaña constituye un fuerte esfuerzo de la Cámara de Comercio estadounidense para movilizar las protestas contra las políticas impositivas aplicadas por la administración de Trump, consideradas como un detonador para una guerra comercial global que podría afectar el “dinero de bolsillo” de los consumidores estadounidenses.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos, que representa los intereses de 3 millones de negociantes, ha tenido estrechos vínculos con el Partido Republicano. Sin embargo, el aumento de la tensión comercial relacionada con la imposición por parte de Washington de aranceles elevados a las importaciones de acero y aluminio, desde algunos de sus aliados ha creado una brecha entre el presidente Trump y esta asociación comercial