Los ruidos de martillos, tornos, soldadura y la música de rock alivian en parte el ambiente seco del taller mecánico de Nguyen Hong Chuong en la comuna de Lac Lam, distrito de Don Duong, provincia altiplana de Lam Dong. Dedica un rincón de su establecimiento para colocar dos altavoces y una computadora para reproducir la música. El operador y dueño del taller mecánico dijo con efusión:
“La música y la innovación son diferentes, pero quiero unirlas. Si deseo inventar, necesito la música y si quiero escuchar un tema musical interesante, necesito también la creatividad. Para mí la música alivia la tensión en el trabajo.”
Gracias a la música Chuong ha tenido la inspiración para numerosas ideas y se siente optimista en la vida. En los momentos tristes o cuando busca el principio de operación de un producto, toca la guitarra, el violín o el saxofón, interpretando las piezas musicales preferidas. Cuando era joven presentó sus interpretaciones en las cafeterías y bodas para ganarse la vida. En 2004, después de su matrimonio, arrendó 8 mil metros cuadrados de tierra para cultivar hortalizas. Al recogerlas, debido a la caída del precio, se encaró en una deuda de l00 millones de dong (unos 5 mil dólares). Al parecer su vida había caído en el estancamiento. Sin embargo, gracias a sus presentaciones musicales, pagó todas las deudas. Cuando las dificultades disminuyeron Chuong pensó en su futuro y los trabajos que debía hacer:
“Tengo muchas opciones, pero soy campesino y admiro a los trabajadores laboriosos. Su dificultad consiste en solucionar el problema del mercado, la aplicación de las máquinas industriales y adelantos científicos en la producción agrícola tiene un buen desarrollo. Estoy buscando una tendencia de producción con altas tecnologías destinada a elevar el rendimiento y la calidad de productos para compensar en parte a los agricultores.”
La música inspira a Nguyen Hong Chuong en sus trabajos de invención
Después de pensar Chuong empezó a inventar una sembradora. Tras pagar la deuda de l00 millones de dong, pidió al banco un crédito de 50 millones de dong para fabricarla. En los momentos difíciles sus familiares y vecinos le sugirieron que abandonara el trabajo, y solo su esposa compartió las penalidades. Al recordar esos días, Dao Thi Huong, su mujer expresó: “Sus hermanos dijeron que Chuong tenía un problema mental, porque solo los especialistas extranjeros pueden producir la máquina sembradora, mientras él apenas tiene nivel del octavo grado. Golpeó la máquina durante toda la noche y los aldeanos pensaron lo mismo sobre él, ya que solo sabía tocar instrumentos musicales. Entonces me asusté también. Él salió de la casa a las 6 de la mañana y regresó a las l2 de la noche. Estaba muy flaco y no tenía tiempo para ir a la barbería. Después de 2 meses mi esposo triunfó.”
La sembradora de Chuong puede sustituir a l0 o l2 personas al día con alta presición. Partiendo del primer éxito inventó otros aparatos al servicio del cultivo de plantas, disminuyendo el costo de producción. Recientemente ingenió algunos productos para el cultivo de hortalizas limpias de alta tecnología. “Los campesinos prestan mucha atención a mis máquinas conforme a la topografía. Posteriormente exporté a algunos países mis máquinas de llenado de tierra en vasijas automáticas con alta eficiencia económica, sustituyendo a 20 o 30 trabajadores al día y consumiendo solo l,5 kilovatios/hora de electricidad. Mi objetivo consiste en ayudar a la producción de legumbres limpias en las ciudades con precio razonable, creando un ambiente sano para la comunidad.”
A los 40 años de edad, con una serie de invenciones aplicadas exitosamente en la práctica, Nguyen Hong Chuong es admirado por muchos científicos. Siente pena por no tener un alto nivel cultural como sus amigos, pero confía en sus trabajos. “Hasta el momento domino bien los principios de los motores legados por los científicos precedentes. Por ello, la fabricación de maquinarias es favorable.”
Desde el momento en que se liberara de la pobreza hace 8 años, la inspiración de creación de Nguyen Hong Chuong partió de las demandas prácticas de los agricultores. La fama del inventor quien no venció el octavo grado se disemina cada día más lejos, no solo por el talento y la singularidad de sus productos, sino por la significación humanitaria y el objetivo del servicio a la comunidad.