Unión Europea y los desafíos para su renovación tras 30 años del Tratado de Maastricht

Quang Dũng
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(VOVWORLD) - Treinta años después de que el Tratado de Maastricht entrara en vigor (1 de noviembre de 1993), la Unión Europea (UE) se ha convertido en un poderoso bloque económico con influencia política global. Sin embargo, esta organización enfrenta requisitos de reforma integral y radical que plantean nuevos desafíos.
El Tratado de Maastricht es un documento histórico que marca uno de los hitos más importantes del proceso de integración de Europa, promovido por varios países claves del Viejo Continente desde principios de los años 50 del siglo pasado. Con este acuerdo, nació la UE, en lugar de la Comunidad Europea, para hacer realidad la ambición de convertir a esta zona en una alianza económico-política unificada, no sólo como un mercado común.

Treinta años de notables avances

30 años después de su nacimiento, la UE se ha desarrollado espectacularmente en todos los aspectos. De los 12 países miembros originales con un Producto Interno Bruto (PIB) de más de 6,7 billones de dólares, actualmente estas cifras han aumentado casi 2,5 veces, tanto en número de miembros (27 países) como en fortalezas económicas, cuando el PIB del bloque registrado a finales del año pasado superó los 16,6 billones de dólares.

Unión Europea y los desafíos para su renovación tras 30 años del Tratado de Maastricht - ảnh 1Ministros europeos firman el Tratado de Maastricht en 1992. (Foto: Independiente)

La mayoría de los ambiciosos proyectos propuestos por la UE hace tres décadas se han implementado en la práctica. El sueño de construir una moneda europea común se hizo realidad en 2002, cuando el euro se puso oficialmente en circulación, reemplazando gradualmente a las monedas nacionales de los países miembros. En los tiempos difíciles, incluso con peligro de desplomarse, como durante la crisis de la deuda pública (2009-2012), el euro mantuvo su fortaleza y ahora es la segunda moneda más fuerte del mundo, después del dólar estadounidense. El nacimiento del euro también ha impulsado el comercio dentro de la región y ha convertido a la UE en el principal bloque comercial del mundo. Hasta ahora, dentro de Europa todavía hay muchas opiniones diferentes sobre los beneficios que aportan algunos países.

Otra huella importante de la UE en las últimas tres décadas es la materialización del concepto de “ciudadanía europea”. Más de 400 millones de ciudadanos de los países de la UE ahora pueden moverse libremente dentro del bloque gracias al Acuerdo de Schengen (vigente desde 1995), lo que ha ayudado a eliminar barreras fronterizas entre los países miembros.
También son libres de residir y trabajar en otro país de la agrupación gracias a las reformas judiciales comunes. Incluso, los ciudadanos de otros países pertenecientes a la UE también tienen derecho a votar en las elecciones locales, lo que significa que disfrutan de los mismos derechos políticos que un ciudadano residente.

Y el mayor éxito de la UE es que el bloque ha ampliado su espacio geográfico y político. En las últimas 3 décadas, 16 nuevos países se han unido a la organización. Pese a la salida del Reino Unido de la UE (Brexit) en 2016, la adhesión al bloque sigue siendo un gran deseo de decenas de países en el Este de Europa o los Balcanes occidentales porque consideran que la medida ayudará a su país a promover reformas sociales integrales y traerá enormes beneficios económicos.

Buscar una nueva organización más eficaz y pragmática

Gracias a los grandes éxitos logrados en las últimas tres décadas, la UE ha consolidado su papel como polo de poder en el mundo y se ha convertido en un modelo ejemplar de organización regional.

Sin embargo, esta alianza ha sufrido repetidas crisis graves durante la última década, desde la crisis de deuda pública (2009-2012), la crisis migratoria (2015), el Brexit (2016) hasta la pandemia de covid-19 y, más recientemente, los impactos del conflicto Rusia-Ucrania.

Unión Europea y los desafíos para su renovación tras 30 años del Tratado de Maastricht - ảnh 2El canciller alemán, Olaf Scholz. (Foto: AFP/VNA)

Estos desafíos han obligado a los líderes europeos a promover urgentemente las reformas integrales en aras de desarrollar una nueva UE, con instituciones y mecanismos operativos más eficaces y convenientes. De esta manera, una de las reformas más importantes constituye el mecanismo de toma de decisiones del bloque. Según los términos del Tratado de Maastricht, y posteriormente ajustados en el Tratado de Lisboa (2007), la UE opera sobre la base de un mecanismo de consenso entre los países integrantes para la mayoría de los temas importantes, como impuestos, presupuesto, política exterior. Eso obstaculiza el proceso de toma de decisiones del bloque para los temas importantes, incluida la distribución del número de migrantes en 2015 o la asistencia a Ucrania. Según el canciller alemán Olaf Scholz, es necesario sustituir este mecanismo de consenso, al señalar:

Băng tiếng Đức: CTTP/V6 TSQT AM 03/11 SCHOLZ

“Es necesario reformar el procedimiento de toma de decisiones en la UE. Es inaceptable mantener como hasta ahora el mecanismo de consenso para decidir cuestiones como las políticas exteriores o fiscales. Europa necesita poder tomar decisiones basadas en un sistema mayoritario. Sólo entonces se podrá garantizar la soberanía y reforzar la capacidad de acción de Europa”.

Además del mecanismo de consenso, es necesario reformar la distribución del poder entre los Estados miembros en el Parlamento Europeo (PE) y la Comisión Europea (CE) a medida que aumente el número de miembros de la agrupación. En virtud del Tratado de Lisboa, el PE no puede superar los 751 parlamentarios, y de igual manera, la CE no puede crear comités adicionales para asignar a nuevos miembros porque eso haría que su aparato sea engorroso e ineficaz.

En definitiva, los aludidos desafíos obligan a la UE a hacer reformas radicales e integrales. Según muchos expertos, 30 años después del Tratado de Maastricht, ha llegado el momento de que la UE construya un nuevo documento, que favorecerá mecanismos operativos más prácticos y eficaces, satisfaciendo las necesidades de una alianza continental cuyos miembros tienen diferentes niveles de desarrollo.

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