Temores sobre regreso de la violencia a Irak

Anh Huyen
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El vicepresidente iraquí Tarik al-Hashimi, el funcionario suní de más alto rango en el sistema estatal, enfrenta desde este 19 de diciembre una orden de persecución por sus supuestos vínculos con varios ataques contra oficiales del Gobierno y de Seguridad. Esta situación evidencia el aumento de la tensión entre las facciones políticas y religiosas, y revive el temor a una posible lucha de poderes en Irak cuando las tropas estadounidenses se hayan ido

     El vicepresidente iraquí Tarik al-Hashimi, el funcionario suní de más alto rango en el sistema estatal, enfrenta desde este 19 de diciembre una orden de persecución por sus supuestos vínculos con varios ataques contra oficiales del Gobierno y de Seguridad. Esta situación evidencia el aumento de la tensión entre las facciones políticas y religiosas, y revive el temor a una posible lucha de poderes en Irak cuando las tropas estadounidenses se hayan ido.

Temores sobre regreso de la violencia a Irak - ảnh 1
El vicepresidente iraquí Tarik al-Hashimi, acusado de patrocinar actos terroristas
(Foto: Internet)

    La decisión de arrestar a Al-Hashimi fue tomada después de que sus guardias lo acusaran de organizar un escuadrón de la muerte para eliminar a importantes figuras del gobierno y de seguridad, como el primer ministro Nouri al Maliki, víctima de un presunto atentado el pasado día 3. Ya salió a la luz una grabación con confesiones de 3 elementos terroristas integrantes de la red de seguridad de Hashimi, quien rechazó dichas imputaciones y acusó a Al Maliki de orquestar tal componenda con fines políticos.

     Hasta la fecha, nadie puede confirmar si verdaderamente Hashimi está detrás de los atentados, o si todo responde a un teatro político. Pero la orden de arresto desató el incendio de viejos enfrentamientos sectarios, que perduran en esa nación del Medio Oriente. Desde que los ocupantes estadounidenses derrocaran al ex-presidente Saddam Hussein, la minoría suní suele acusar a la comunidad chiíta de eliminarles de la arena política. La situación la agudizó recientemente Iraqiya, bloque político de los sunís, que lanzó un boicot al Parlamento en protesta por la demora del premier

Al-Maliki en la solución del estancamiento político que perdura desde que se comenzó a fundar un Gobierno con separación de poderes. La comunidad suní acusa a Al Maliki de administrar de manera arbitraria el Gobierno, donde aún quedan puestos claves sin ocupar. Por añadidura, Maliki promovió una moción de censura en el Parlamento para destituir al vice premier Saleh al-Mutlaq, dirigente clave para los sunís, acusándolo de falta de lealtad, lo cual indignó a Iraqiya, facción que ocupa 82 de los 325 escaños en el Parlamento, solo superado por la Unión Nacional que encabeza el premier Maliki. La orden de arresto al vice mandatario Hashimi es considerada otro ataque contra la comunidad suní, que no goza de prestigio en el gobierno de Unidad Nacional. Según observadores, los recientes eventos podrían reactivar las divisiones sectarias que llevaron a Irak al borde de la guerra civil y amenazan con destruir el frágil acuerdo para compartir el poder entre sunís, chiitas y kurdos.

    Ante el temor por una vuelta de los conflictos sectarios en Irak, los políticos de alto nivel se reunieron con el primer ministro Maliki y otros dirigentes para resolver las discrepancias. El Consejo Judicial Supremo creó una comisión para investigar las acusaciones contra el vicepresidente Hashimi. El dirigente Jalal Talabani criticó la premura de la Corte. Por su parte, el líder de los kurdos, Massoud Barzani, advirtió que la actual situación podría conducir a una crisis profunda y minar las relaciones entre los partidos en poder, al tiempo que llamó a negociar para evitar la caída del Gobierno de Unidad nacional. El embajador norteamericano en Bagdad, James Jeffrey, contactó inmediatamente con los dirigentes de alto nivel de Irak. Desde la Casa Blanca, el vocero Jay Carney afirmó que Washington urge a todas las facciones iraquíes a superar sus discrepancias pacíficamente, mediante diálogos y acorde a la constitución y el proceso político democrático.

    Es claro que las preocupaciones de la comunidad internacional sobre las tensiones políticas en Irak tras la partida de las tropas estadounidenses tienen sólidos fundamentos. Con su actual inestabilidad, Irak enfrenta su peor crisis política desde el nacimiento del Gobierno de Unidad Nacional hace un año. El acuerdo para compartir el poder entre la mayoría chiita y la minoría suní podría esfumarse en cualquier momento e iniciar una vuelta a la violencia./.   

 

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