 El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (Foto: Xinhua/VNA) |
Dicha propuesta fue planteada por Trump al secretario de Justicia el pasado 20 de febrero. El mandatario destacó además que su Gobierno hará todos los esfuerzos para impedir la violencia armada. El mismo día, la Casa Blanca anunció que el presidente estaba sopesando una normativa destinada a impulsar el acatamiento por parte de la administración federal y los estados menores del control del historial penal de los compradores de armas. Estas acciones son consideradas nuevas señales de un giro positivo de la política pertinente.
Aumentan los ataques con armas de asalto
Durante los primeros dos meses del presente año, Estados Unidos sufrió tiroteos consecutivos que cobraron la vida de decenas de inocentes, entre ellos los ocurridos en escuelas dejaron consecuencias bastante graves.
El pasado 14 de febrero, el ataque con armas de asalto en la escuela Stoneman Douglas de Parkland, en Florida, sacudió toda la nación. El exalumno de dicho centro educativo Nicolás Cruz, de 19 años, armado con su fusil, mató al menos a 17 personas. Mientras, en enero, un estudiante de 15 años disparó sin parar a sus compañeros en un centro preuniversitario en la ciudad occidental de Kentucky, acto en el cual resultaron muertos dos y heridos otros 18. Se pueden mencionar tiroteos similares, pero el ocurrido contra los asistentes a un concierto en Las Vegas en octubre de 2017 ha sido el más escalofriante. El saldo de 59 muertes y más de 500 personas lesionadas hizo que fuera la peor masacre de la historia reciente del país. La crueldad de quien realizó ese acto estremeció a todo el pueblo. La tragedia recordó el anterior ataque contra un bar frecuentado por homosexuales en Orlando, en Florida, en junio de 2016, con 49 fallecidos.
 Los "bump-stock" permiten modificar una arma semiautomática como Colt AR-15 para convertirla en una automática (Foto: Getty Images) |
Según estadísticas, desde 2013 hasta ahora, se registraron en Estados Unidos unos 300 tiroteos, de estos los realizados en colegios y con autores que son alumnos ocupan un gran porcentaje. Esto suscitó profundas preocupaciones en el entorno escolar y debates relativos al control de armas, y al mismo tiempo afectó la imagen de un país que siempre acentúa la importancia ante todo de la seguridad de sus ciudadanos y el orden social.
Demandas apremiantes de una ley para controlar armas
En un sondeo realizado la semana pasada en la Universidad de Quinnipiac, el 66% de los encuestados expresó su respaldo a una restricción del uso de armas de fuego, mientras los que se opusieron solo representaron el 31%. Se trata de una tasa más favorable desde 2008 al control de las mismas, con un aumento de cerca del 20% en relación con la cifra divulgada a finales de 2015. Sin embargo, la nomenclatura de las armas de asalto prohibidas aprobada por el Congreso norteamericano en 1994 expiró en 2004 y hasta ahora no hay ninguna que la sustituya. Esto demuestra una tremenda laguna en el procedimiento de otorgar licencias y controlar las armas, al tiempo que exige a la Administración tomar medidas necesarias. Bajo el Gobierno de Barack Obama, un proyecto de ley al respecto fue debatido en varias ocasiones y causó polémica entre los Partidos Republicano y Democrático.
En realidad, una normativa relacionada debe sobrepasar varios obstáculos, incluidos los conservadores republicanos y la Asociación Nacional del Rifle, organización muy influyente en Estados Unidos. Por eso, pese a la esperanza sobre reajustes para la regulación de armas despertada por la reciente decisión del presidente Donald Trump, este es solamente el paso inicial para la restricción del actual uso desencadenado de armas de fuego en la nación norteamericana.