Fuerzas turcas en la ciudad de Sarmada, provincia siria de Idlib el 2 de febrero. (Foto: AP)
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La tregua se alcanzó en el contexto de que Turquía continúa su operación militar en Idlib contra el ejército sirio, respaldado por Rusia. Anteriormente, funcionarios rusos y turcos se reunieron tres veces, pero no pudieron encontrar una solución al referido problema.
Evitar riesgo de enfrentamientos directos
En el alto el fuego que entrará en vigor inmediatamente, Ankara y Moscú acordaron continuar los esfuerzos para combatir el terrorismo y resolver la crisis humanitaria en Siria, así como crear un corredor de seguridad que conecte el este con el oeste y realizar patrullas conjuntas a lo largo de esta ruta desde el próximo 15 de marzo.
El pacto también estipuló que Turquía tiene el derecho a tomar represalias contra los ataques del Gobierno de Siria en el campo de batalla y supervisar el cumplimiento de la tregua entre las dos partes, sin poder controlar el territorio sirio.
En retrospectiva, Idlib es el último territorio controlado por los rebeldes pro-turcos. El ejército sirio lanzó una operación dirigida a retomarlo en diciembre de 2019. Con el apoyo de las fuerzas aéreas rusas, los soldados del presidente Basar al-Asad recuperaron numerosas posiciones importantes, lo que obligó a Ankara a promover su intervención en aras de mantener su influencia.
El 1 de marzo, las fuerzas turcas derribaron dos aviones sirios en Idlib y asaltaron un aeródromo militar fuera del campo de batalla, matando a 19 soldados sirios. Ankara también aumentó sus operaciones militares, después de que decenas de sus efectivos murieran en ataques aéreos la semana pasada. Hasta ahora, 57 soldados turcos cayeron en estos enfrentamientos.
El conflicto entre las fuerzas pro-turcas y el ejército sirio tensó las relaciones entre Moscú y Ankara y también complicó la crisis en Siria. Ante este contexto, las Naciones Unidas criticó a Moscú y Ankara por “cometer crímenes de guerra”, causando el mayor desastre humanitario en Siria durante los últimos nueve años de su guerra civil.
Por su parte, Turquía acusó a Rusia de estar interviniendo demasiado en la situación en Siria, mientras que Moscú insiste en la presencia de sus tropas allí a petición del Gobierno del presidente Basar al-Asad, y no permite a las fuerzas militares de otros países violar el principio consuetudinario y el derecho internacional.
Siria y el juego entre grandes países
En este contexto, el acuerdo de alto el fuego ha tenido un impacto significativo en la guerra de Siria. Está claro que tanto Rusia como Turquía están decididas a evitar conflictos directos, porque tienen relaciones cercanas entre sí en materia de comercio y defensa. Antes de la visita del presidente Erdogan a Rusia, el Kremlin envió un mensaje confirmando que la cooperación con Turquía era una prioridad para el país.
Por su parte, Ankara también enfatizó que los dos territorios no pueden repetir los errores del pasado, como los ocurridos en 2015 cuando los combatientes turcos F-16 derribaron un bombardero ruso Su-24, lo que empeoró sus vínculos.
Sin embargo, otra razón que hace que las relaciones entre Rusia y Turquía tiendan a ser más cercanas es el rechazo de Washington a la solicitud de Ankara de ayudarlo en cuanto al espacio aéreo de Idlib. En tanto, los países europeos también expresaron su descontento cuando decidió abrir sus fronteras para permitir que los inmigrantes turcos entrasen a Europa.
Actualmente, una solución política integral y coordinada para poner fin al conflicto depende de los Gobiernos de Siria, Rusia y Turquía. Para Damasco, la integridad territorial, incluido Idlib, es su máxima prioridad.
Por su parte, Rusia pretende fortalecer su influencia en el país de Medio Oriente. Mientras, Turquía quiere abordar el tema de los migrantes que cruzan su frontera, evitar la inseguridad provocada por los kurdos y consolidar su papel en Siria.
En definitiva, el alto el fuego entre Rusia y Turquía ha reducido solo parcialmente el riesgo de confrontación militar, aliviando la crisis humanitaria en Siria. Sin embargo, una paz duradera en ese país debe depender mucho de los esfuerzos de las partes involucradas en la mesa de negociaciones sobre cómo equilibrar los intereses de todos.