Vehículos de lanzamiento de misiles balísticos de Rusia. (Foto: Getty Images)
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El pasado 10 de agosto, el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores notificó oficialmente a Estados Unidos a través de canales diplomáticos que su país sustrae temporalmente las inspecciones de sus instalaciones en virtud del Tratado START III. Esta cartera destacó que Moscú se ve obligado a tomar dicha acción porque las condiciones de inspección propuestas por Washington crean "ventajas unilaterales para Estados Unidos y privan de hecho a su país del derecho a realizar inspecciones en territorio estadounidense".
Nuevas negociaciones sobre START no avanzan
La desigualdad a la que se refiere Rusia se debe a que los inspectores rusos no pueden sobrevolar los territorios europeos y estadounidenses por restricciones de visado. Citando las disposiciones del referido Tratado sobre "excepciones", Moscú afirmó que las sanciones occidentales impedían que los inspectores rusos cumplieran con sus funciones en territorio estadounidense, lo que otorgaba a Washington una ventaja injusta.
Según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, las actividades de inspección se reanudarán en caso de que se restablezca el principio de igualdad. Moscú dice que las "sanciones unilaterales en su contra" impuestas por la Casa Blanca y sus aliados, como restricciones de visado para los inspectores rusos y la prohibición de aeronaves de esa nación euroasiática en el espacio aéreo de Estados Unidos y la UE imposibilitan que Rusia inspeccione suelo estadounidense en virtud del tratado.
Anteriormente, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, Dmitry Medvedev, expresó dudas sobre la propuesta de Washington de negociar un Nuevo acuerdo de control de armas para reemplazar el Nuevo START. El 1 de agosto, en un comunicado emitido en vísperas de la sesión inaugural de la Conferencia de las Partes del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) celebrada en Nueva York, el presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó que Washington está listo para discutir con Moscú un nuevo acuerdo de control de armamentos para reemplazar el Nuevo START y le invitó demostrar “voluntad de cooperación”.
Impactos en mantener la seguridad y la estabilidad internacionales
El Nuevo START, firmado por Rusia y Estados Unidos en 2010 que entró en vigor por 10 años desde el 5 de febrero de 2011, se trata del único acuerdo de control de armas que queda entre las dos potencias nucleares, luego de que Estados Unidos se retirara del Tratado de la Eliminación de Misiles de Intermedio y Corto Alcance (INF) y el de Cielos Abiertos. El convenio estipula que cada país puede desplegar un máximo de 1.550 ojivas nucleares en 700 vehículos de lanzamiento.
A principios de 2021, poco después de asumir el cargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prorrogó este documento por otros cinco años, hasta el 5 de febrero de 2026. Esta decisión revirtió la política de su predecesor, Donald Trump. Sin embargo, las tensas relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia hicieron que las negociaciones sobre un acuerdo de reemplazo para el Nuevo START dejarán de progresar.
Moscú ha advertido en repetidas ocasiones que si no se logra ningún acuerdo para reemplazar el Nuevo START esto podría poner en riesgo la seguridad global, incluso desencadenar posiblemente una nueva carrera de armamentos nucleares. Numerosos analistas también destacan que es imposible prever el alcance desestabilizador de la ausencia del tal documento estratégico para la seguridad internacional en general y señalan que eso también pone en peligro todo el sistema de tratados internacionales de armas nucleares, incluidos el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares y el de No Proliferación de Armas Nuclear.
Para el continente asiático, si China entra en una carrera armamentista estratégica con Estados Unidos, otras potencias como Japón, Corea del Sur y Australia también podrían optar por tomar decisiones independientes para su seguridad estratégica. Además, el fortalecimiento de Beijing de su potencial estratégico ciertamente provocará una respuesta de la India. De hecho, todos los escenarios antes mencionados provocan una carrera armamentista nuclear en la región de Asia-Pacífico.
De esta manera, el cese o el aplazamiento del Nuevo START significa la desaparición de un único mecanismo legalmente vinculante que se controle entre las dos potencias nucleares. Sin este mecanismo, los diálogos sobre el desarme nuclear sufrirían un importante revés, lo que significa que no solo Rusia y Estados Unidos, sino cualquier otro país dispuesto a negociar sobre la limitación o reducción de las armas nucleares tendrá que empezar todo el proceso desde cero.