 Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales rusas se actualizan en la pantalla de la sede del Comité Electoral Central en Moscú, Rusia, el 17 de marzo. (Foto: Reuters) |
Según los resultados preliminares anunciados por el Comité Electoral Central de Rusia la noche del 17 de marzo, contadas casi el 84% de las papeletas el actual presidente ruso, Vladimir Putin, obtuvo el 87,97% de los votos, mientras que los 3 candidatos restantes sólo ganaron de 3 a 5% de los sufragios cada uno.
Consolidar la unidad en la sociedad rusa
Con casi el 88% de los votos a favor, el presidente Vladimir Putin obtuvo una de las victorias más abrumadoras en la historia política rusa, lo cual le permitirá permanecer en el poder durante los próximos 6 años (hasta 2030) en lo que será su quinto mandato presidencial, luego del primero asumido en 1999. Mientras, la participación de los votantes en estos comicios (74,22%) también fue la más alta registrada en elecciones presidenciales rusas, muy superior a la tasa del 67,54% conseguida en 2018.
Estas cifras muestran que la gran mayoría de los votantes rusos no sólo tienen confianza en su mandatario, sino también reflejan una mayor unidad. Según el propio Vladimir Putin, la alta tasa de participación muestra que el pueblo ruso es muy consciente de la situación actual y de los desafíos que enfrenta el país.
“La razón de la participación récord es eso. La gente votó a fin de crear condiciones para consolidar la política interna y sacar adelante al país. Esta unidad nos permitirá actuar eficazmente en el frente, en el desarrollo de la economía y de las personas, para cumplir los objetivos de los planes de desarrollo social. Tenemos grandes proyectos de desarrollo. Los ciudadanos entienden eso y votaron para fortalecer a Rusia”, destacó Putin.
 El presidente Vladimir Putin ira a su quinto mandato. (Foto: Reuters) |
Según los observadores, la abrumadora victoria de Putin era predecible, porque el índice de aprobación del presidente ruso ha sido muy alto durante muchos años. Por tanto, lo que más se esperaba de las elecciones presidenciales eran indicadores sobre el estado de la sociedad rusa en el momento actual, después de más de dos años del conflicto con Ucrania y la confrontación geopolítica entre Rusia y los países occidentales.
Angela Stent, experta del Centro de Estudios sobre Eurasia, Rusia y Europa del Este en la Universidad de Georgetown (Estados Unidos), dijo que Occidente prestó atención a dos aspectos en estas elecciones, que fueron la respuesta del electorado ruso al contexto actual a través de sus votos, y los cambios postelectorales en la política de Moscú, especialmente los relacionados con el conflicto Rusia-Ucrania.
Compartiendo esta opinión, los expertos Thomas Graham, del Consejo de Política Exterior de Estados Unidos y Sabine Fischer, del Departamento de estudios de Eurasia y Europa del Este del Instituto de Asuntos Internacionales y de Seguridad de Alemania, destacaron datos sobre la participación electoral y el número de votos para el candidato Vladislav Davankov, del partido “Pueblo Nuevo”, el más pro-occidente de los cuatro aspirantes a la presidencia. Si se consideran estos criterios, obviamente los resultados de las presidenciales rusas no son nada positivos para Occidente, porque además de la alta participación electoral y el gran apoyo al presidente Putin, el candidato Davankov solo recibió un 4,02% de los votos, ocupando el tercer lugar.
Prolongados desafios
La abrumadora victoria electoral aportó grandes recursos políticos al presidente Vladimir Putin, lo que le permite reforzar las recientes decisiones políticas en materia de seguridad, relaciones exteriores y economía. Sin embargo, en un contexto en que en el conflicto entre Rusia y Ucrania no se vislumbran señales de una salida político-diplomática pronto, lo que más preocupaba a los votantes rusos es probablemente el desarrollo económico y el mantenimiento de la estabilidad en medio de desafíos prolongados debido a las sanciones económicas occidentales.
Zaurbek Burnatsev, un joven de Vladikavkaz que se describe a sí mismo como uno de la “generación Putin”, compartió: “¿Qué quiero? En primer lugar, quiero seguridad y perspectivas de futuro, crecimiento y oportunidades. Como observo ahora, las cosas están mejor que antes. Ojalá la situación mejore y no empeore”.
En mensajes transmitidos antes de los comicios el presidente Vladimir Putin también mencionó planes de desarrollo económico. En su discurso ante la Asamblea Federal, el pasado 29 de febrero, Putin elogió la resiliencia de la economía rusa durante los últimos dos años. Se refirió a la alta tasa de crecimiento económico del país, de un 3,6% en 2023, que según él fue el nivel más alto que el de cualquier otro miembro del grupo de países más desarrollados (G7). El mandatario también confió en que Rusia se convertirá pronto en una de las cuatro economías más grandes del mundo si se calcula el Producto Interior Bruto (PIB) en función de la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA).
Sin embargo, de acuerdo con los expertos, aunque la economía rusa ha crecido mejor de lo esperado en los últimos dos años el país euroasiático todavía tiene muchos desafíos por delante, entre ellos una alta tasa de inflación (7,7%), la dependencia de su economía de los ingresos energéticos, la aceleración de los cambios en la estructura económica para adaptarse a las sanciones occidentales y, especialmente, los riesgos de seguridad si se fuera de las manos el conflicto en Ucrania.