Según el anuncio del Ministerio del Interior francés, el presidente Emmanuel Macron, representante del Partido de República En Marcha, que sigue la tendencia centrista, recibió el 58,55 % de los votos en la segunda vuelta de las presidenciales, mientras que su rival, la candidata ultraderechista Marie Le Pen, obtuvo el 41,45 % de los sufragios, un porcentaje para nada bajo.
El reelecto presidente francés, Emmanuel Macron, durante una reunión con simpatizantes, después de ser confirmada su victoria electoral, en París, el 24 de abril. (Foto: AFP/VNA) |
Tarea de conectar con el pueblo
Los observadores comentaron que el presidente Macron se encontrará con muchos obstáculos en su segundo mandato, ya que deberá buscar la manera de unir a una Francia dividida, especialmente a la mayoría de los votantes de extrema derecha que no votaron por él y a sus propios partidarios. Así lo dijo también la líder de extrema derecha Marie Le Pen después de finalizadas las elecciones. A pesar de haber perdido en la contienda, ésta afirmó que el 58,55% de los votos para Macron son una victoria para la oposición, debido a que muestra que el apoyo al presidente en ejercicio se ha reducido drásticamente.
Por eso, en su discurso posterior a la victoria de la noche del 24 de abril en París, el mandatario enfatizó que se responsabilizará en encontrar respuestas a la ira y los desacuerdos que han provocado que muchos franceses apoyen a la extrema derecha”. Afirmó querer ser el presidente de todos los franceses.
De lograr acercarse al gran número de votantes de extrema derecha, Macron podría hacerles frente a los próximos obstáculos, incluida una posible resistencia popular a los planes reformistas de su gobierno, especialmente la reforma de pensiones y el aumento gradual de la edad mínima de jubilación de 62 a 65 años.
Los analistas dicen que Macron podría enfrentar el descontento social si busca implementar reformas en un área tan delicada como las pensiones.
Una señal de las dificultades por venir, es que los votantes que se oponen a su plan de “reforma de las pensiones”, han advertido que obligarán a Macron a aceptar la “edad mínima de jubilación” de 64 años. Incluso existen sugerencias de que suscitarán protestas si Macron no cambia su postura.
Otro problema con el que tendrá que lidiar el jefe del Palacio Elíseo es el aumento de los precios de la energía. Su gobierno fijó un tope a los precios de la electricidad y los redujo hasta después de los comicios presidenciales. Durante la campaña electoral, Macron prometió proteger los intereses esenciales de los votantes, pero no detalló hasta cuando.
En un discurso ante sus seguidores en Marsella, el jefe de Estado había prometido reconstruir la política climática que está siguiendo Francia. Sin embargo, cuando los activistas ambientales cuestionaron los problemas ambientales durante el debate televisado antes de la segunda vuelta de las presidenciales, tanto Macron como Le Pen obviaron el tema.
De acuerdo a lo previsto, las elecciones parlamentarias de Francia se llevarán a cabo el próximo mes de junio. Si en los comicios de este tipo de 2017, el Partido de República En Marcha de Macron contaba con una amplia ventaja, los resultados de la contienda de este año son mucho más impredecibles.
Al analizar las recientes elecciones presidenciales de Francia, varios observadores notaron que la victoria de Macron provino de los votos en contra de la candidata de extrema derecha. Eso significa que los votantes querían evitar que Le Pen se acercara a la presidencia del país, pero que en realidad no apoyan a Macron.
Como resultado, la política francesa se divide ahora en tres bloques: el pro-Unión Europea de Macron, el dirigido al nacionalismo de Le Pen y el bloque izquierdista de Melenchon. Cada grupo político cuenta con más de un tercio del apoyo popular, y, en la práctica, es poco probable que un gobierno con dos tercios de la oposición en el Parlamento funcione sin problemas. En un discurso ante sus simpatizantes en París después de su derrota en la segunda vuelta electoral, Le Pen dijo que “nunca abandonaría” a Francia y que estaba preparada para “la lucha” en las próximas elecciones parlamentarias.
El desafío de reafirmar el papel de Francia en Europa
A nivel internacional, el enfoque hacia Europa ha sido uno de los principales mensajes transmitidos por Macron desde que fue elegido presidente en 2017.
El mandatario francés procuró cambiar la política de visas para los ciudadanos de la Unión Europea (UE) que circulan dentro de los territorios miembros. Además, buscó aplicar una tasa impositiva común dentro del bloque comunitario, desarrollar tecnología y aumentar la garantía de seguridad entre los países integrantes. Macron también ideó un programa ambicioso hacia una Europa “entusiasta y estratégica”. Sin embargo, este proyecto se enfrenta a muchos desacuerdos provenientes de los propios países de la UE.
Pero, sobre todo, el mayor desafío para Macron hoy es el conflicto en Ucrania, porque esta crisis trastorna la estructura de seguridad, el orden geopolítico y los cálculos estratégicos de Europa. Antes de que estallara este conflicto, Macron y los otros líderes de la Comisión Europea habían planeado celebrar la primera Cumbre de Defensa del bloque en marzo de 2022 en París, con el objetivo de convertir a la UE en una alianza militar, dando así un gran paso en el camino de su autonomía estratégica.
No obstante, durante la reunión efectuada el pasado 11 de marzo en el Palacio de Versalles, los dirigentes europeos debatieron un sólo tema: el conflicto en Ucrania y la próxima respuesta de Europa para este incidente. En este momento, el papel de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha revivido y los países europeos han dejado de hablar del plan de construir su propia fuerza de defensa.
Evidentemente, Francia, como el más firme defensor de la autonomía estratégica de la UE, enfrentará muchas dificultades para desplegar sus planes de acción mientras continúe el conflicto en Ucrania.
En síntesis, los problemas nacionales pendientes del primer mandato, los desafíos de fortalecer la posición nacional en Europa, la disminución del porcentaje de apoyo de los votantes, son las grandes dificultades que le esperan al presidente francés en los próximos cinco años.