Estados Unidos prohíbe a personas y organizaciones que tienen transacciones comerciales con ByteDance y Tencent, dos empresas poseedoras de aplicaciones tecnológicas chinas TikTok y WeChat. (Foto: baoquocte.vn)
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Desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo en 2017, Estados Unidos ha lanzado una campaña de competencia estratégica integral contra China en muchos ámbitos. Trump consideró al gigante asiático como el “rival estratégico” número uno y de suma importancia y aplicó numerosas políticas estrictas hacia ese país. En 2020, los lazos entre ambas partes han sido testigo de una competencia más completa y un enfrentamiento más feroz.
Competencia integral en todos los campos
El inicio de las tensiones entre Estados Unidos y China en 2020 se originó con el brote del virus SARS-CoV-2 en la ciudad china de Wuhan. La Administración de Trump ha acusado repetidamente a Beijing de encubrir la gravedad de la pandemia y no proporcionar suficiente información al respecto. Incluso lo llamó “virus chino” y amenazó con castigar y obligar al gigante asiático a pagar grandes daños económicos debido al impacto de la enfermedad.
En respuesta, China acusó a Estados Unidos de politizar la crisis sanitaria en un intento de distraer a la opinión pública de su débil control de la pandemia.
Luego, en julio de 2020, Washington solicitó a Beijing que cerrara su Consulado General en la ciudad de Houston, estado de Texas, acusando a esta misión diplomática de estar involucrada en espionaje y robo de propiedad intelectual. Al respecto, Beijing negó estas acusaciones y solicitó el cierre del Consulado de Estados Unidos en Chengdu, provincia de Sichuan.
Las medidas de represalia mutuas en torno al problema de Hong Kong también se consideraron como uno de los factores que han escalado las tensiones en las relaciones entre las dos potencias. China aplicó una nueva ley de seguridad para Hong Kong el 30 de junio. Mientras, el presidente Donald Trump firmó el 14 de julio un decreto para privar los privilegios comerciales especiales para esa Región Administrativa Especial y ratificar la Ley Autónoma de Hong Kong, que permite a Washington castigar a los funcionarios y policías que infrinjan los derechos a la autonomía de la ciudad.
El enfrentamiento entre Washington y Beijing también es evidente en el tema del Mar del Este, con las declaraciones de Estados Unidos de que niega los reclamos de soberanía de China en la región, así como el aumento de la presencia de sus buques de guerra y aviones militares para garantizar la libertad de navegación y aviación en esas aguas.
Además de los referidos conflictos, la disputa entre ambas naciones en el campo tecnológico sigue muy tensa. Tras incluir en la lista negra a algunas sucursales de la corporación china de telecomunicaciones Huawei en 2019, Trump firmó en 2020 un decreto que prohíbe a todas las personas y organizaciones en Estados Unidos que tienen transacciones comerciales con ByteDance y Tencent, dos empresas que poseen las aplicaciones tecnológicas TikTok y WeChat. También decidió agregar otras empresas chinas a esta “lista negra”, endurecer las reglas de visado para miembros del Partido Comunista del gigante asiático y sus familias, así como detener los programas de intercambio cultural entre los dos países.
Ajuste de políticas hacia una confrontación cara a cara
Durante los últimos 40 años, desde que Estados Unidos y China establecieron las relaciones diplomáticas (en 1979), muchos presidentes norteamericanos han implementado una política de “intervención activa” con China, lo que significa cooperación y control. Al mismo tiempo, intentaron incitar a Beijing a participar en el sistema internacional vigente, de acuerdo con las reglas establecidas por Washington. Sin embargo, con los cambios en la política exterior de China, los nexos bilaterales comenzaron a empeorar.
El 2020 ha visto una feroz confrontación entre las dos grandes potencias. El Gobierno de Trump emitió en mayo pasado el decreto “Enfoque estratégico de Estados Unidos para la República Popular China”. Este documento se considera una nueva estrategia de Washington para Beijing, en lugar de la “Estrategia de seguridad nacional” promulgada en 2017.
En consecuencia, Washington ajustó su política hacia un enfoque de competencia abierta, feroz e integral en todos los campos para bloquear el desarrollo de China y proteger sus intereses vitales. Cabe destacar que la aplicación de duras medidas contra Beijing ha recibido el apoyo del Partido Republicano y el Demócrata en el Congreso estadounidense.
En definitiva, la competencia estratégica entre Estados Unidos y China es el eje principal que domina la situación política internacional. Según analistas, el litigio entre las dos potencias seguirá manteniéndose pese a la transición hacia el nuevo Gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, evaluaron que es difícil que estallen más conflictos graves entre ellos en 2021, porque todavía tienen muchas áreas de cooperación con beneficios compartidos.