La falta de consenso entre los partidos tradicionales de Estados Unidos sobre el tema presupuestal podría agravarse mucho más cuando transcurran dos semanas del cese de operaciones del Gobierno. Desde 800 mil hasta un millón de empleados públicos, de un total de 2,8 millones, considerados no esenciales, se tienen que quedar en casa sin sueldo. Un millón 400 mil soldados seguirán cumpliendo sus servicios militares pero recibirán su paga con retraso. Mientras tanto, aunque la justicia, la seguridad nacional y los servicios vitales para la seguridad y la protección del país proseguirán normalmente, todos los parques, bibliotecas y museos nacionales quedarán cerrados. En términos económicos, el cierre gubernamental ha llevado al dólar a bajar levemente ante las monedas principales de la región Asia-Pacífico como el peso filipino, el dólar singapurense, el baht tailandés y la rupia indonesia. También, al final de la segunda sesión bursátil de la semana en Tokio y la primera del mes, se pagaba por un dólar 98,16 yenes, a diferencia de los 98,21 del lunes. Además, la suspensión parcial de las funciones del aparato administrativo federal norteamericano conllevará pérdidas económicas significativas estimadas en unos 300 millones de dólares al día
, así como causará daños graves a la confianza de empresas y consumidores del país, según la firma global de investigación de mercado IHS. También prevé una caída del crecimiento del Producto Interno Bruto del cuarto trimestre del año en 0,5 por ciento, y en 2% en caso de que el cierre se prolongue hasta a finales de octubre.
La ley "Obamacare" ayudará a unos 32 millones de estadounidenses
gozar de las ventajas de seguros médicos
La causa principal de este caos reside en los desacuerdos entre el gobernante Partido Demócrata y el opositor Partido Republicano sobre la entrada en vigencia de la Ley de Cuidado de la Salud Asequible, también conocida como “Obamacare”, que obliga a todos los ciudadanos estadounidenses a obtener algún tipo de seguro médico para que no sean multados. Esta controversial iniciativa pretende extender la cobertura sanitaria a 32 millones de estadounidenses, dentro de un total de 50 millones que actualmente no gozan de las ventajas de seguros médicos, así como cambiar la forma en la que los ciudadanos lo adquieren y lo que las aseguradoras deben cubrir. Para el presidente Obama y los demócratas, la ley es un avance histórico en la garantía del bienestar social, y esta idea parece recibir el respaldo de muchos ciudadanos norteamericanos, cuando hasta un 44 por ciento de los encuestados del canal de televisión CNBC se expresaron en favor de la aplicación de “Obamacare”.
Sin embargo, los republicanos calificaron esta reforma sanitaria de “desastre”, en tanto que intrusión sin precedentes en la libertad de elección de los estadounidenses y una norma que dañará la economía al aumentar los impuestos a los estadounidenses en aproximadamente 500 mil millones de dólares. Estas pugnas, según analistas, son los mayores desafíos para el gobierno estadounidense, desde que una paralización similar de 21 días ocurrió a finales de 1995 bajo la administración del presidente Bill Clinton.
La discusión en el Capitolio también generó nuevas preocupaciones sobre si el Congreso puede cumplir con un plazo hasta el 17 de octubre para aumentar el límite de la deuda de 16 billones de dólares. En estos momentos, la mayor potencia económica del mundo está en espera de un acuerdo sobre el tema, que si no se alcanza, Estados Unidos experimentará la primera quiebra teórica en su historia.