Protección de la paz mundial desde la perspectiva de la lucha contra el fascismo

Bá Thi
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(VOVWORLD) - El 9 de mayo de 1945, pocos días después de que los fascistas italianos fueran derrotados por los aliados, los nazis también declararon su rendición incondicional. Este evento marcó el colapso completo del fascismo en Europa y condujo directamente al hecho de que Japón se rindiera formalmente el 2 de septiembre del mismo año, terminando así la Segunda Guerra Mundial con la victoria final para los soldados aliados. Después de la derrota de la Alemania nazi, decenas de naciones europeas fueron liberadas. Con ese significado especial, el 9 de mayo es honrado como el “Día de la Victoria” en muchos países del mundo.
Protección de la paz mundial desde la perspectiva de la lucha contra el fascismo - ảnh 1 Soldados del Ejército Rojo de la Unión Soviética celebran la victoria en Berlín, el último enclave de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, el 9 de mayo de 1945. (Foto: VNA)

Después de más de siete décadas, la victoria de los países aliados ante el fascismo en 1945, las fuerzas progresistas y los amantes de la paz en el mundo, sigue dejando valiosas lecciones para la humanidad, recordándole sobre su misión de preservar y proteger la paz mundial.

Lecciones históricas

Históricamente, la Segunda Guerra Mundial surgió del conflicto irresoluble de los imperialistas. Las potencias emergentes como la Alemania nazi, Japón e Italia, debido a la insatisfacción en la división de colonias y mercados, formaron una coalición denominada “potencias del Eje”. Se concentraron en modernizar sus propios ejércitos a fin de convertirlos en “máquinas de invasión” para hacer la guerra y dividir el mundo.

Para oponerse a las potencias del Eje, se formaron los países aliados, compuestos por la antigua Unión Soviética, Estados Unidos y el Reino Unido. En la Cumbre de Yaltath, efectuada en febrero de 1945, las tres naciones acordaron erradicar el fascismo y el militarismo, establecer una organización dirigida a preservar la paz y la seguridad internacional, además de adoptar decisiones importantes sobre el equilibrio de la influencia entre las dos superpotencias mundiales, la antigua Unión Soviética y Estados Unidos.

 Inmediatamente después del final de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, se estableció el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con la mayor misión de mantener y proteger la paz universal.

 Los acontecimientos históricos ocurridos desde hace más de siete décadas indicaron que a pesar de las diferencias, incluso en cuanto a la ideología, los regímenes políticos y los intereses, las grandes potencias pudieron unirse contra el fascismo y los enemigos comunes de la humanidad, con el fin de restaurar la paz y protegerla.

La lucha contra el fascismo en 1945 y sus lecciones siguen manteniendo intactos sus valores hoy en día, en el contexto de los grandes vaivenes del orden global y de la situación mundial, así como la aparición de amenazas a la paz y la supervivencia de la humanidad.

Protección de la paz: la misión de todos los tiempos

En el Foro Mundial del Holocausto, en conmemoración a las víctimas del genocidio, celebrado a principios de este año en Jerusalén (bajo control israelí), el presidente ruso, Vladimir Putin, propuso organizar una reunión de jefes de Estado de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China), cuyo objetivo sería debatir medidas para hacer frente a las amenazas globales de paz y seguridad.

Observadores calificaron esta iniciativa como la segunda Conferencia de Yalta, similar a la primera efectuada durante la Segunda Guerra Mundial. Destacaron que este evento internacional sería una buena ocasión para que los líderes de las potencias debatan y tomen medidas para proteger la paz mundial contra los graves desafíos y amenazas actuales.

Vale la pena señalar que, anteriormente, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que el mundo enfrenta varias amenazas globales, tales como la mayor escalada de la competencia geoestratégica en la historia, el riesgo de una carrera de armas nucleares, la crisis del cambio climático, la desconfianza en las instituciones políticas internacionales y el abuso de la tecnología informática en actividades delictivas. Entre estos desafíos, el mayor problema radica en la competencia geoestratégica. La prueba de esto es que, desde finales de la década de 1990, los cinco Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU han dejado de ser los únicos “dueños” de las armas nucleares desde la Segunda Guerra Mundial.

Aparte, Estados Unidos salió en 2002 unilateralmente del Tratado de Defensa Antimisiles, firmado con la antigua Unión Soviética (actual Rusia) para promover el despliegue de interceptores de misiles en Europa y Asia Oriental. En 2019, Washington se retiró del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) firmado en 1987 con la Unión Soviética, y se negó a negociar con Moscú sobre la extensión del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START-III), que expirará en 2021.

Según analistas, es necesario celebrar una cumbre internacional especial como la Conferencia de Yalta de 1945 para encontrar una manera de detener una carrera armamentística nuclear, la cual sería una terrible amenaza para la paz mundial. De las lecciones históricas en la guerra contra el fascismo, las naciones, especialmente las grandes potencias, deben dejar de lado sus desacuerdos y contradicciones para trabajar juntas por un mundo pacífico y seguro.


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