La imposición arancelaria por parte de Estados Unidos del 25% sobre el acero de importación y el 10% del aluminio de origen europeo entró en vigor después de 2 meses de exención.
Con anterioridad en marzo de 2018, Washington decidió aumentar el impuesto de importación pero autorizó un período de suspensión para algunos socios importantes, entre ellos, la UE a fin de realizar las negociaciones relativas hasta este 1 de junio.
En este sentido, con los últimos acontecimientos, la tensión entre ambas partes han centrado la agenda de la reunión de ministros de Finanzas y los de Desarrollo, junto a los gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los siete (G7), inaugurada este 31 de mayo en Whistler, Canadá
Estados Unidos primero
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker en la rueda de prensa efectuada el 23 de marzo en Bruselas, Bélgica (Foto: Xinhua/VNA) |
Con esta medida, el presidente norteamericano, Donald Trump, reafirmó la política de “Estados Unidos primero” desafiando las relaciones de asociación duradera con la UE. El inquilino de la Casa Blanca argumentó que su acción sirve para proteger la seguridad nacional, concretamente de los productores norteamericanos frente a los extranjeros dentro del territorio. Dijo que su país es el mayor comprador de acero del mundo con una cantidad cuádruple de la exportable mientras el volumen de aluminio adquirido desde el exterior fue 5 veces más alto que el de 2016. El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross atribuyó el incremento de los aranceles a las negociaciones carentes de persuasión entre su nación y el bloque europeo acerca del tema. De esta manera, expresó el deseo de mantener los diálogos con la UE para solucionar los problemas pendientes.
En la actualidad, las discrepancias entre ambas partes no residen solamente en los productos de acero y aluminio. En 2017, el valor de las exportaciones de la UE al mercado norteamericano alcanzó sólo 6 mil millones de dólares en comparación con las ventas de esa agrupación regional a Estados Unidos que se estimaron en más de 300 mil millones de dólares. En este sentido, el aumento de aranceles sobre dichas mercancías no es más que un pretexto para mostrar a las masas que Trump insiste en el cumplimiento del criterio “Estados Unidos primero”.
Efectos negativos al libre comercio
Entretanto, la Unión Europea considera esta acción norteamericana como una intención de dar la espalda a su aliado cercano por lo que debe recurrir a las medidas destinadas a proteger la industria, el trabajo y los beneficios del bloque continental. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker afirmó que la comunidad económica europea discutirá sobre dicho tema ante la Organización Mundial del Comercio y tomará acciones de represalia cumpliendo con las normativas de este organismo de la ONU. Analistas evaluaron que Trump no prestará la atención a esa labor e incluso amenazará con la retirada de su país de dicha institución. Sin embargo, lo más preocupante es el efecto dominó que ocurriría si los otros países usan el tema de seguridad nacional como pretexto para adoptar las medidas de proteccionismo comercial.
En Estados Unidos, la imposición de nuevas tarifas arancelarias no protege los beneficios ni los empleos del país sino encarece los bienes en perjuicio tanto de los consumidores como de las economías norteamericana y europea. En idéntico sentido, numerosos líderes del sector energético estadounidense se preocupan por el fracaso de sus futuros proyectos de gasoducto, plataforma y refinería de petróleo debido a la decisión de la administración de Donald Trump.
Con la retirada de Washington del acuerdo nuclear con Irán, documento apoyado por la UE, el aumento del impuesto sobre el acero y el aluminio del bloque continental ha deteriorado los nexos entre ambas partes. Cabe destacar que la asociación entre Estados Unidos y la Unión Europea se encuentra en la peor etapa durante los últimos años.