 El debate virtual entre los ministros del Interior de la Unión Europea, presidido por Alemania el 8 de octubre (Foto: AFP/VNA) |
La llegada de millones de migrantes a Europa en 2015, la mayoría de ellos refugiados huyendo de la guerra de Siria, provocó una de las mayores crisis políticas de la UE. Este hecho supuso una gran carga para las redes de seguridad y agitó los estados del bienestar de muchos países, mientras que, al mismo tiempo, despertó movimientos de extrema derecha en el continente. Cinco años después, los países de la UE todavía están buscando las medidas más oportunas para hacer frente a los impactos causados por la ola migratoria.
 Inmigrantes en la isla de Lesvos, Grecia (Foto: AFP/VNA) |
Ajustes en el nuevo Tratado de Migración
A finales del pasado mes de septiembre, la Comisión Europea (CE) anunció una nueva política sobre inmigración y asilo. El punto más destacado del texto es la propuesta de eliminar la cuota de admisión de migrantes. Según la proposición, cada año, la CE revisará y calculará el número de inmigrantes que podrán ser admitidos en función de la fuerza económica, la población y las capacidades reales de cada país miembro. Se dice que la nueva regla alivia el largo estancamiento en el asunto de la inmigración, ya que algunas naciones de la UE han mostrado firme oposición a la regulación de la asignación para la admisión de refugiados, porque es rígida e injusta.
Ahora, en cambio, a través de la nueva cláusula la CE ofrece una opción canjeable. De esta manera, los estados miembros que no acepten voluntariamente a más refugiados tendrán que aumentar sus contribuciones financieras, principalmente para subsanar la deportación de migrantes. Esta contribución dependerá de la capacidad económica y demográfica de cada miembro. Se considera que la nueva regla reduce la presión sobre los países de primera línea al activar el mecanismo de “solidaridad forzada”, lo que significa que los integrantes del bloque deben elegir entre la admisión de migrantes o el apoyo a los países de acogida.
Para reducir la carga de los países, la Comisión Europea subvencionará a las naciones de acogida una cantidad de 10 mil euros por cada refugiado y 12 mil euros en caso de ser menor de edad.
Según el órgano del bloque europeo, el nuevo tratado brindará nuevas oportunidades para consolidar y mejorar los valores humanitarios de la Unión Europea, y reafirmará la capacidad de la agrupación regional para garantizar los derechos básicos de los refugiados.
 Migrantes en alta mar de Libia (Foto: AFP/VNA) |
Aún quedan diferencias
La nueva política demuestra la ambición de la UE de establecer un sistema de “contribución flexible”, pero la cooperación torna imperativa cuando aumenta la presión sobre la cuestión de los refugiados. Esto significa que los estados miembros deciden por sí mismos la acogida de refugiados y la ayuda a otros países miembros que sí que reciben migrantes o a los propios desplazados a regresar a su tierra natal.
Se prevé que el nuevo paquete de políticas sobre inmigración y asilo se aplique oficialmente a partir de 2023. Sin embargo, para ser aprobado, debe lograr el consenso de los 27 países miembros de la UE y el Parlamento Europeo. Después de la reunión celebrada el pasado 8 de octubre, los 27 no han compartido muchas informaciones al respecto.
Solo el ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, reveló que “hay opiniones diferentes”, aunque las partes negociadoras consiguieron ciertos consensos. Sin embargo, no se revelaron los campos en los que se logró dicho consenso. Esto muestra que el novedoso tratado antes mencionado no ha recibido gran respuesta o acogida en Europa y que los resultados de las conversaciones no han ido según lo esperado.
Las nuevas políticas relacionadas con los migrantes y los refugiados nunca han resultado tarea fácil para la Unión Europea porque la referida cuestión no afecta tan solo a unos pocos países, sino que se conforma como un desafío para todo el bloque. Para resolver íntegramente este asunto, la UE debe llegar a un consenso en su política de migrantes y refugiados. No obstante, a la vista de los últimos desarrollos, parece que resultará difícil alcanzar un consenso sobre el nuevo tratado migratorio en el próximo mes de diciembre, tal y como desea Alemania, presidente rotativo de la UE.