Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump (i), de China, Xi Jinping (c) y el líder norcoreano Kim Jong-un (Foto Ilustrativa:VNA)

El 24 de agosto, la administración estadounidense decidió cancelar abruptamente la programada visita del secretario de Estado, Mike Pompeo, a Corea del Norte para tratar asuntos relativos a la desnuclearización, un hecho que generó nuevas tensiones.

Acusaciones cruzadas

Los medios estadounidenses informaron que el presidente Trump tomó esta decisión porque antes de la visita, Mike Pompeo recibió de un alto cargo norcoreano una carta que no reflejaba buena voluntad sobre la desnuclearización. Además, el inquilino de la Casa Blanca estimó que Washington y Pyongyang no habían logrado un necesario progreso acerca del tema. “No creo que se haya avanzado demasiado en la desnuclearización de la península de Corea”, escribió el mandatario estadounidense en su cuenta de Twitter. Agregó que, movido por la postura fuerte de Estados Unidos hacia China en materia de comercio, el gigante asiático “no lo ayudó” en la cuestión de Corea del Norte.

También advirtió que las negociaciones con esa nación se retrasarían hasta que se resolviera las tensiones comerciales con Beijing. La conclusión es obvia: los diálogos nucleares con Pyongyang pudieran no tener lugar hasta que se resuelva la disputa comercial entre Estados Unidos y China. De ser así, el problema de la desnuclearización en la península de Corea estaría subordinado a la reducción del conflicto comercial entre las dos economías más grandes del planeta.

Inmediatamente después, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China expresó gran preocupación por el anuncio del presidente Donald Trump, puesto que este lo culpa del estancamiento del proceso de desnuclearización norcoreana. Estas declaraciones son contrarias a la verdad e irresponsables, proclamó la Cancillería china, e informó que había enviado una nota formal de protesta a Estados Unidos.

Antes, Beijing había expresado su apoyo a Washington y Pyongyang en la búsqueda de una solución política al problema, según lo acordado por los líderes de ambas naciones en su cumbre del pasado junio en Singapur. En ese sentido, recalcó que las partes deben continuar mostrando sinceridad y flexibilidad, en lugar de cambiar de opinión y culpar a los demás.

Evidentemente, la situación se ha vuelto más compleja debido a que si por una parte las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos no dan señales de relajamiento, por la otra surgen serios desacuerdos respecto al tema de Corea.

Papel de China

En los últimos años, el problema nuclear en la península coreana no solo ha supuesto uno de los más candentes y complejos del noreste de Asia, sino también de la arena internacional. China concede a Corea del Norte un rol muy importante en términos de ubicación geoestratégica y considera que la crisis nuclear afectará directamente la seguridad nacional y el proceso renovador del gigante asiático.

Su posición de potencia mundial, junto a una influencia de larga data en la península de Corea, deberá conducir a Beijing a realizar grandes esfuerzos por lidiar con la crisis nuclear. Además, la paz y la estabilidad en esta zona son condiciones esenciales para su desarrollo.

Por esas razones, los analistas dicen que nada sugiere un interés de China por dejar de cooperar con Estados Unidos en el asunto nuclear norcoreano. Sin embargo, es posible que Beijing se encuentre a la espera de cómo evolucione la situación actual, especialmente la guerra comercial con Washington. Ante esta situación, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur llamó a China a continuar desempeñando un papel constructivo en los esfuerzos internacionales para abordar la crisis nuclear de Corea del Norte. Seúl subrayó la importancia de mantener la visión a largo plazo de las partes involucradas y al mismo tiempo impulsar los esfuerzos diplomáticos y de diálogo.

En conclusión, la cancelación de la visita del secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo a Corea del Norte y la culpa de Washington a Beijing por el estancamiento en las negociaciones de desnuclearización con Pyongyang no solo perjudicarán el referido proceso, sino que también exacerbarán las relaciones entre Estados Unidos y China.