El primer ministro Hassan Diab anunció su renuncia el 10 de agosto de 2020 (Foto: Reuters) |
Al hablar en televisión sobre el motivo de su dimisión, el premier Hasan Diab afirmó que las deflagraciones en el puerto de Beirut el 4 de agosto que causaron la muerte de al menos 158 personas e hirieron a otras 6 mil, además de destruir la mitad de la capital y provocar un daño económico estimado en 5 mil millones de dólares, fueron resultado de una corrupción generalizada. Describió que es un crimen y dijo que su decisión es la consecuencia inevitable de una serie de tensos acontecimientos tanto en la política como en las calles del Líbano en los últimos días, debido a la indignación en la opinión pública ante lo sucedido.
Consecuencias inevitables
Un día antes del anuncio de la renuncia del gobierno encabezado por el primer ministro Hassan Diab, tres ministros, un asesor principal del premier y varios miembros del Parlamento libanés declararon su dimisión por razones relacionadas con las explosiones.
Mientras, las campañas de protesta evolucionaron de modo cada vez más complicado. El 9 de agosto, manifestantes asaltaron los edificios de los Ministerios de Trabajo y de Asuntos de Refugiados en el centro de Beirut. Según los canales de televisión libaneses, se produjo un incendio en la entrada a la plaza del Parlamento cuando multitudes trataron de entrar en la zona acordonada. Estallaron numerosos enfrentamientos entre los activistas y la fuerza policial en la misma noche. Esta última utilizó gases lacrimógenos para dispersar a las multitudes en las calles, especialmente en las sedes de las autoridades públicas. Estos conflictos han dejado cientos de heridos, incluidos unos 100 miembros del personal de seguridad.
Situación desafiante
Ante la dimisión del gabinete del primer ministro Hassan Diab y la aprobación del presidente Michel Aoun, la política de Líbano se encuentra en una grave crisis.
El primer desafío es formar un nuevo gobierno. Dadas las profundas divisiones entre los partidos políticos libaneses durante décadas, esta tarea se considera difícil. La más reciente evidencia fue el proceso de establecimiento del gabinete dirigido por el primer ministro Hassan Diab a fines de 2019, que entonces encontró muchos obstáculos y se prolongó un mes y medio. Otro ejemplo es la elección del actual presidente Michel Aoun que tomó 29 meses (desde mayo de 2014 hasta finales de octubre de 2016), después de decenas de intentos fallidos de votación en el parlamento libanés. El siguiente desafío es que el nuevo Gobierno tendrá que lidiar con una serie de problemas sociales y económicos actuales, especialmente los fuertes efectos de la pandemia del covid-19.
Muchos analistas opinan que es una tarea imposible, porque, con el estado de agotamiento económico debido a la corrupción y la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, Líbano necesita una gran fuente de ayuda financiera de la comunidad internacional. Sin embargo, en el contexto de graves repercusiones económicas en la mayoría de los países del mundo, es casi imposible que la nación de Oriente Medio reciba generosos recursos financieros.
Además, es muy probable que el Líbano deba realizar elecciones generales con anticipación. En un comunicado, antes de decidir renunciar, el primer ministro Hassan Diab, llamó a hacer dicho proceso. Según los analistas, si los comicios anticipados se organizan, la situación política en el país será mucho más complicada, pues se requiere una gran cantidad de recursos para este fin. El tema podría conducir a la controversia, incluso a graves enfrentamientos entre facciones, como ha sucedido en muchos procesos electorales en el pasado, sin contar la injerencia externa de diferentes fuerzas regionales e internacionales que tienen gran influencia e intereses relacionados.