El pasado 26 de junio, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, anunció que la UE había recibido la propuesta más reciente de Washington para continuar las negociaciones sobre los aranceles. Afirmó, además, que Europa está preparada para afrontar tanto un escenario de éxito como de ruptura.
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¿Concesiones o firmeza?
Von der Leyen no reveló detalles sobre las demandas específicas de Estados Unidos pero indicó que ya había consultado a los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros para unificar la posición del bloque antes de emitir una respuesta definitiva, prevista para antes del 9 de julio.
Sin embargo, la manera de avanzar hacia un acuerdo comercial con Washington se ha convertido en uno de los principales focos de división dentro de la UE. Mientras algunos Estados miembros abogan por un pacto rápido, otros prefieren prolongar las negociaciones para lograr un acuerdo más equilibrado. Alemania y Francia, las dos mayores economías del bloque, encarnan estas posiciones contrapuestas.
Durante la Cumbre de la UE, celebrada en Bruselas los días 26 y 27 de junio, el canciller alemán Friedrich Merz defendió la necesidad de alcanzar un acuerdo “rápido y sencillo”, alertando sobre el impacto de los altos aranceles estadounidenses en sectores clave de la industria alemana. Actualmente, los productos europeos enfrentan aranceles del 50 % sobre el acero y el aluminio, del 25 % sobre automóviles y autopartes, y del 10 % sobre la mayoría de bienes restantes. Además, el presidente Donald Trump ha amenazado con aumentar aún más estos aranceles, hasta un 50 %, si no se logra un acuerdo comercial satisfactorio con la UE.
En contraste, el presidente francés Emmanuel Macron rechaza hacer concesiones apresuradas solo para cerrar un acuerdo, y defiende que la UE debe adoptar una postura firme, incluso si eso implica imponer aranceles a los servicios tecnológicos procedentes de Estados Unidos.
“No aceptaremos la imposición de aranceles sin revisar nuestra postura. Por eso, respaldo plenamente los esfuerzos de la Comisión Europea para reequilibrar la relación con Estados Unidos. Si Europa se enfrenta a aranceles adicionales de hasta 60.000 millones de euros anuales, la respuesta será proporcional”, señaló Macron.
La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, también ha adoptado una postura más firme. Durante la Cumbre de la UE, señaló que Europa está lista para firmar un acuerdo con Estados Unidos, pero también preparada para responder si las negociaciones fracasan y Washington impone nuevos aranceles.
Según observadores, uno de los principales obstáculos para las actuales conversaciones es la fiscalidad digital. La UE mantiene su derecho soberano a regular a las grandes tecnológicas estadounidenses a través de la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), pese a la presión de la administración Trump para eliminar estas normativas.
“Negociamos sobre todo, desde aranceles, barreras no arancelarias como estándares, normativas hasta adquisiciones estratégicas. Pero siempre he sido clara en un punto de que aún existen asuntos vinculados a la soberanía en la toma de decisiones de la UE que, para nosotros, son intocables”.
Escenario de prórroga
Mientras la UE sigue dividida sobre cómo abordar las negociaciones comerciales con Estados Unidos, la administración del presidente Donald Trump ha endurecido su postura. El 28 de junio, el mandatario estadounidense criticó la rigidez de la UE y descartó extender la prórroga arancelaria más allá del 9 de julio, fecha límite fijada para alcanzar un acuerdo. Algunos funcionarios de Estados Unidos citaron el caso de Canadá, que suspendió su impuesto digital tras una amenaza directa de Washington, como ejemplo de presión efectiva que también podría aplicarse a Europa. Sin embargo, los analistas consideran improbable que la UE renuncie a sus leyes DSA y DMA, pilares de su soberanía tecnológica. Ante este escenario, una extensión del plazo de negociaciones sigue siendo posible, pese a la retórica firme de Trump, porque en abril, el inquilino de la Casa Blanca se vio obligado a otorgar una prórroga similar días después de anunciar aranceles.
Oliver Roth, jefe de operaciones del grupo financiero Oddo BHF, con sede en París, señaló: “En esta disputa arancelaria con Estados Unidos, sentimos cada vez más que se está normalizando la dinámica, es decir, al final, Donald Trump sí busca un acuerdo, pese a su retórica agresiva. Esto ya se vio en las negociaciones entre Estados Unidos y Canadá, donde ambas partes lograron avances significativos”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Foto: REUTERS/Yves Herman) |
En efecto, la posibilidad de prorrogar las negociaciones con Washington ya ha sido planteada por varios funcionarios europeos. El pasado 29 de junio, el ministro de Finanzas francés, Éric Lombard, abogó por extender las conversaciones más allá del 9 de julio con el fin de alcanzar un acuerdo más sólido y equilibrado.
Lombard subrayó, además, que la energía podría desempeñar un papel clave en el diálogo, contribuyendo a rebajar tensiones en otras áreas. En particular, destacó que el compromiso de la UE de incrementar sus importaciones de gas natural estadounidense podría allanar el camino para lograr avances en cuestiones más delicadas.