La alerta fue emitida durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU celebrada el 11 de agosto, bajo el tema: “Seguridad marítima: prevención, innovación y cooperación internacional ante los desafíos emergentes”. Se trata de la segunda sesión del órgano rector dedicada a este tema en poco más de dos meses, lo que refleja la creciente preocupación de la comunidad internacional ante las amenazas que afectan a un sector vital para la economía global.
 Buque petrolero en el Mar Rojo. (Foto: Xinhua/VNA) |
Amenazas tradicionales que resurgen
En su intervención ante el Consejo de Seguridad, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, destacó que el 80 % del comercio mundial depende del transporte marítimo, por lo que la seguridad en los mares es “la arteria vital” de la economía global.
Sin embargo, informes recientes de la ONU y la Organización Marítima Internacional (OMI) alertan sobre un incremento preocupante de la inseguridad marítima, señalando que, en el primer trimestre de 2025, los casos de piratería y ataques armados crecieron un 47,5 % respecto al mismo periodo del año anterior. El Golfo de Guinea, con 44 ataques en solo dos meses, se ha convertido en una de las zonas más críticas en los últimos 13 meses.
El secretario general de la OMI, Arsenio Domínguez, señaló: “La seguridad y protección en el ámbito marítimo son de vital importancia para la estabilidad económica, el desarrollo sostenible del sector y los medios de vida de millones de personas. Sin embargo, las amenazas contra el transporte marítimo son hoy más visibles que nunca. Tan solo en 2024 se reportaron cerca de 150 casos de piratería y asaltos armados en el mar”.
Compartiendo estas preocupaciones, el secretario general de la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL), Valdecy Urquiza, advirtió que las amenazas tradicionales en el ámbito marítimo, como la piratería y los asaltos armados, no solo persisten, sino que resurgen con fuerza en zonas críticas como el Golfo de Guinea, el estrecho de Malaca y el mar Rojo. En el Sudeste Asiático, la situación se ha agravado, especialmente en torno al estrecho de Malaca, con un aumento notable de ataques contra embarcaciones. Urquiza alertó que estas amenazas se están volviendo más complejas, al vincularse con redes delictivas organizadas, terrorismo y crimen financiero transnacional. Según el funcionario, es una tendencia preocupante que marca un punto de inflexión en la seguridad marítima y exige mayor vigilancia, y subrayó: “El crimen organizado y el terrorismo están cada vez más interconectados en el ámbito marítimo. Las bandas operan en redes sofisticadas que van desde el tráfico de armas y mercancías ilegales hasta la financiación de sus propias actividades. Lo que antes eran ataques aislados, hoy son amenazas estructuradas, con cadenas de mando unificadas, rutas coordinadas y circuitos financieros compartidos”.
Riesgos tecnológicos
Además de las amenazas tradicionales, los riesgos tecnológicos están generando nuevos desafíos para la seguridad marítima. Los ciberataques, por ejemplo, pueden interrumpir rutas de navegación, comprometer la seguridad en alta mar, exponer datos comerciales sensibles e incluso provocar desastres medioambientales. A ello se suma el creciente uso de tecnologías de rastreo por parte de redes criminales, lo que facilita la localización de embarcaciones y las convierte en blancos vulnerables. Incluso los puertos han dejado de ser espacios seguros ante estas nuevas formas de amenaza. Urquiza advirtió al respecto: “Con la creciente digitalización y automatización de los puertos, incluyendo la gestión de buques, el seguimiento de rutas de carga y las operaciones logísticas, las brechas de seguridad están surgiendo más rápido de la capacidad de protección. Los principales puertos del mundo enfrentan una oleada de ciberataques dirigidos contra sistemas eléctricos, de telecomunicaciones y logísticos. Además, los ciberdelincuentes ya están en condiciones de ‘armar’ la inteligencia artificial (IA) para lanzar ataques con mayor escala, velocidad y precisión”.
En el contexto actual, la inestabilidad geopolítica se ha convertido en una amenaza creciente para la seguridad marítima. Desde finales de 2023, los ataques de las fuerzas hutíes en el mar Rojo, tras el conflicto en la Franja de Gaza, han elevado los costos del comercio marítimo global. A comienzos de julio, ataques contra los buques Magic Seas y Eternity C provocaron su hundimiento, con al menos cuatro muertos y cientos de embarcaciones obligadas a desviar sus rutas. Según Osama Rabie, presidente de la Autoridad del Canal de Suez (SCA), el tráfico diario por el canal ha caído de 70 a 80 buques a solo de 30 a 35 actualmente. Como consecuencia, los ingresos del canal han caído más del 60 % en 2024, pasando de un récord de 10 mil 250 millones de dólares en 2023 a solo 3 mil 990 millones este año, lo que afecta gravemente a la economía egipcia.
Según el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, para hacer frente y mitigar los impactos de las tensiones geopolíticas, es fundamental que los países respeten y defiendan las normas y regulaciones internacionales, además de garantizar un acceso equitativo para todas las partes a las rutas marítimas estratégicas. El mandatario panameño puso como ejemplo el Canal de Panamá, señalando que gracias a este enfoque, en los últimos 25 años el canal ha duplicado su capacidad de tránsito y ha mejorado significativamente su seguridad.