Inconsistente salida para la crisis de Yemen

Tố Uyên
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(VOVworld) – La crisis de Yemen se ha traducido en una guerra civil ampliada, y las malogradas negociaciones de paz prolongarán la inestabilidad en este país. La opción militar no podrá resolver de raíz los problemas internos, pero los arreglos pacíficos tampoco resultarán fáciles por la complejidad de los conflictos internos en Yemen.

(VOVworld) – La crisis de Yemen se ha traducido en una guerra civil ampliada, y las malogradas negociaciones de paz prolongarán la inestabilidad en este país. La opción militar no podrá resolver de raíz los problemas internos, pero los arreglos pacíficos tampoco resultarán fáciles por la complejidad de los conflictos internos en Yemen.

La última ronda de negociaciones en Ginebra, que arrancó el 15 de junio, es muestra de los empeños de la ONU para superar el estancamiento, dos meses después de los bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudita. La ONU abogó por un nuevo impulso que pueden generar estas conversaciones para construir la confianza entre las partes involucradas y proporcionar beneficios al pueblo, en especial frenar la violencia y crear condiciones favorables al acceso a la asistencia humanitaria y los servicios básicos.

Esfuerzos en busca de arreglos pacíficos

Hasta ahora fracasaron las proyectadas negociaciones para restablecer la paz en Yemen, pese a que el mediador es la ONU o la Liga Árabe. En la última Conferencia del Diálogo Nacional de Yemen en Riyadh, capital de Arabia Saudita, con el lema “Salvar a Yemen y construir un Estado Federal”, se ausentaron los hutíes, fuerzas rebeldes que actualmente controlan Sana, la capital, y varias provincias y ciudades yemeníes del norte. Las planeadas conversaciones de paz en Suiza en mayo pasado también fueron postergadas por el rechazo del gobierno en el exilio, que exigió el retiro de los insurgentes de las grandes ciudades y su reconocimiento a la gobernación del presidente Abed Mansour Hadi, mientras que los hutíes pidieron un alto el fuego, como condición previa para las negociaciones. El secretario general de la ONU llamó a las partes a no presentar condiciones previas para los diálogos de paz. A su vez, el enviado especial de esta organización, Cheikh Ahmed, celebró la decisión de enviar delegaciones negociadoras a Ginebra, y al mismo tiempo,  alentó a la participación de los países miembros de la ONU en la búsqueda de soluciones a la trágica situación humanitaria en Yemen, con el fin de retornarlo al camino de la paz y la transición en orden.

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Los conflictos internos en Yemen han cobrado dos mil vidas y agravan más la pobreza en este país

Una crisis complicada

Las complejidades de la crisis de Yemen se derivan de las contradicciones sectarias. Existe en este país musulmán y en el Oriente Medio en general, el choque histórico entre los chiítas y sunitas. En Yemen, los sunitas representan del 50 al 55% de la población nacional y residen principalmente en el sur y sureste del país, mientras que los chiítas Zaidi, ocupan el 40% de la población y habitan en el norte y el noroeste. Los latentes conflictos entre las fuerzas hutíes del movimiento chiíta y el gobierno se reavivaron desde 2009. Tras el estallido de la Primavera Árabe, el ex presidente Ali Abdullah Saled fue derrocado en 2011, y Mansour Hadi subió al poder. Sin embargo, en enero de 2015, con la toma de Saná, los hutíes lo forzaron a dimitir. Desde febrero pasado, Hadi se vio obligado a desplazarse a Adén para eludir los ataques de los hutíes, que lo persiguieron hasta esa ciudad sureña. El mandatario debió tomar un vuelo a Arabia Saudita para pedir ayuda. Las tensiones escalan desde el 25 de marzo, cuando una coalición formada por 10 países árabes y del Golfo Pérsico, comenzaron sus operaciones aéreas para intentar frenar los avances de los hutíes hacia el sur.

La situación en Yemen alcanza un nivel peligroso cuando el grupo terrorista Al- Qaeda lo tomó como uno de sus enclaves importantes. Yemen se ha convertido así en una tierra del extremismo con demasiadas fuerzas que se oponen entre sí: el gobierno, los hutíes y la  rama de Al-Qaeda en la Península Arábiga. Los remotos conflictos entre los chiítas hutíes apoyados por Irán y los sunitas seguidores del presidente Hadi, respaldados por la coalición árabe se agravan y devienen incontrolables.

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Los bombardeos de la coalición árabe contra los rebeldes hutíes hasta la fecha no consiguieron sus objetivos planteados

Salida insegura

A pesar de los destructivos bombardeos, la coalición árabe no ha conseguido revestir la situación en Yemen y recuperar el poder para Mansour Hadi. Por su parte, los hutíes, aunque logran mantener los territorios ocupados, incluida la capital, son incapaces de ampliar las áreas bajo su control. Los conflictos en el segundo país más grande de la Península Arábiga, que hasta hoy cobraron unas dos mil vidas, provocaron 8 mil heridos y dejaron sin techo a más de 25 millones de personas, copan la atención del mundo. Además de la pobreza crónica que afecta a más de la mitad de la población de Yemen, la violencia y la carencia de combustible paralizan hospitales, empresas, fábricas y sistemas de comunicación en este país. Los yemeníes desean con vehemencia que los diálogos de paz en Ginebra conduzcan a una tregua hasta después del mes del Ramadán y a las negociaciones más amplias y profundas en favor del futuro político del país.

Las medidas diplomáticas o la intervención extranjera, si se inclinan a una parte con el objetivo de ganar el conflicto, no traerán beneficios, como lo demuestra la realidad.  Solo los yemeníes son los que sufrirán las consecuencias, y la escalada de los conflictos empujará a Yemen a una guerra fratricida y al borde del colapso.

 

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