La oleada de violencia estalló por la noche del 23 de mayo después de que el ejército filipino atacara el enclave de Isnilon Hapilon, cabecilla del movimiento separatista Abu Sayyaf. Más de 100 combatientes respondieron al ataque de las fuerzas armadas del gobierno y solicitaron refuerzos de sus aliados insurgentes. Tras horas de enfrentamiento, el grupo terrorista Maute logró el control total de Marawi, capital de la provincia de Lanao del Sur en la isla de Mindanao, a 830 kilómetros al sur de Manila donde residen unos 200 mil habitantes. Este hecho condujo a la declaración de la ley marcial por parte del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte en esa zona.
Organizaciones terroristas demuestran fuerza con bandera del Estado Islámico
Policías filipinos chequean a los evacuados en un puesto de control de seguridad en la entada a la ciudad de Iligan en la isla de Mindanao este 24 de mayo (Foto: AFP/VNA) |
Maute, uno de los 4 grupos extremistas del país asiático ha realizado numerosos atentados terroristas en los últimos tiempos. A principios del 2017, junto con sus aliados, incluyendo a Abu Sayyaf, una de las organizaciones yihadistas más crueles del sur de Filipinas planeó unirse al Estado Islámico. Los subgrupos eligieron a sus cabecillas para liderar la operación en esta nación del Sudeste Asiático y declararon la creación de un sultanato en la isla de Mindanao. También demostraron su potencial militar enarbolando la bandera del Estado Islámico.
El surgimiento de grupos extremistas involucrados en secuestros por chantaje y ataques terroristas es un problema delicado por lo que la administración de Manila ha adoptado medidas categóricas para impedir la propagación del yihadismo en su territorio. Desde mediados de 2016, Duterte advirtió en repetidas ocasiones que aplicaría la ley marcial en Mindanao para resolver asuntos críticos, entre ellos el narcotráfico. La declaración de dicho orden público ha emitido en un contexto en el que el gobierno de Manila no había levantado el estado de emergencia nacional decretado desde septiembre de 2016 tras el asalto con explosivos cometido en la ciudad de Davao, capital de Mindanao que se cobró 14 vidas. Mientras tanto la caída de Marawi de mano de una fuerza compuesta por 500 combatientes insurgentes podría convertir esta área en la primera ciudad ocupada por el Estado Islámico en el Sudeste Asiático. En este sentido, la dureza del presidente filipino ha agravado la instabilidad en su nación.
Riesgo de expansión del yihadismo
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte declaró este 23 de mayo la ley marcial en Mindanao después de los ataques insurgentes contra la ciudad de Marawi (Foto: EPA/VNA) |
En medio de grandes pérdidas en Oriente Medio, los extremistas han elegido el Sudeste Asiático como una zona ideal para reclutar a nuevos miembros. Aquí viven un 15% de los mil 570 millones de musulmanes del mundo, principalmente en Malasia, Filipinas e Indonesia.
De esta manera, el riesgo de la expansión ideológica del Estado Islámico es cada vez más evidente después de que miles de islamistas mostraron lealtad al yihadismo por Internet. Recientemente, dicho grupo terrorista publicó un video en inglés, malayo y tagalo para llamar a la solidaridad de sus combatientes en diferentes puntos candentes del Sudeste Asiático, especialmente en el sur de Filipinas. Se prevé que unos 700 indonesios y 100 malasios han alistado a las fuerzas yihadistas en Oriente Medio. En realidad, las autoridades de diferentes países concernientes han detectado vínculos específicos del Estado Islámico con los recientes atentados en la región.
Hasta la fecha, la lucha antiterrorista de la Alianza internacional liderada por Estados Unidos ha operado principalmente en Oriente Medio. Sin embargo, sus amenazas son crecientes y presentes en cualquier lugar del mundo razón por la cual el Sudeste Asiático se ha convertido en una de las áreas críticas en este aspecto. Para superar este difícil problema, los países de la zona necesitan fortalecer la cooperación y el intercambio de informaciones clasificadas a largo plazo para poner fin al terrorismo.