(VOVworld) – La serie de atentados perpetrados contra Bruselas, considerada el corazón de Europa, ha manifestado la amenaza que provocan las nuevas generaciones europeas inspiradas en la ideología extremista. Hoy más que nunca, el viejo continente está enfrentando un gran desafío de seguridad.
El escenario del doble atentado en el aeropuerto Zaventem en Bruselas
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El saldo de 34 muertos y 230 heridos en la cadena de explosiones en el aeropuerto y estación de metro de la capital belga el 22 de marzo ha conmocionado a todo el mundo. Este desastre ocurrió apenas unos días después de que la Policía belga arrestó a Salad Abdeslam, principal sospechoso de los ataques terroristas contra París en noviembre pasado. Recientemente, el grupo yihadista autodenominado Estado Islámico asumió la responsabilidad de dichos incidentes mientras anunció la amenaza de que los países de Occidente vivirán días negros.
¿Por qué Bélgica fue el blanco?
Según expertos, Bélgica, el corazón de la Unión Europea (UE), se ha convertido en el blanco de los terroristas por distintas razones, ya que su capital es el destino más vulnerable del continente. Se encuentran en ella las sedes de la UE, la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN) y de otras numerosas instituciones y empresas internacionales, así como de la cabecera política del gobierno belga. Desde Bruselas, la OTAN también envió aviones de combate para participar en campañas contra el Estado Islámico en el Oriente Medio.
Salah Abdeslam, principal sospechoso de ataques perpetrados contra París en noviembre pasado
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Después de los crímenes en París, las fuerzas de seguridad belgas, en coordinación con la Policía de Francia y de Europa, conocida como Europol, realizaron cientos de redadas en Bruselas, cuyo logro fue la detención del terrorista Salah Abdeslam. Esta victoria alivió la carga de las agencias de lucha contra el terrorismo tanto de Bélgica como del país galo.
Sin embargo, la reciente cadena de explosiones en Bruselas ha sacudido a toda Europa. Claramente, los extremistas se han escondido de manera astuta en la sombra frente a las consecutivas redadas de la Policía local. Y la ejecución de la serie de ataques en lugares con estricta vigilancia, como el aeropuerto y la estación de metro ubicados cerca de la sede de UE, constituye un verdadero desafío para las autoridades no sólo de Bélgica sino también de todo el continente.
Mientras la ocultación de Salah Abdeslam, el terrorista más buscado en Europa, durante cuatro meses en el distrito Molenbeek de Bruselas, confirma la solidez de la red de los extremistas, los cuales han creado su propia guarida en el seno del viejo continente.
Riesgo de nuevos ataques
Los recientes incidentes ratifican nuevamente la alta amenaza de atentados en Europa. Según estadísticas, se registran más de dos mil ciudadanos franceses, mil 600 británicos, 800 alemanes y 530 belgas que han salido del continente para participar en diferentes organizaciones yihadistas. Estos grupos los reclutan y entrenan con la meta de enviarlos de vuelta a su tierra natal para que cometan crímenes. Ellos tienen la documentación necesaria, dominan bien el idioma y el terreno, y especialmente utilizan armas con alta habilidad.
Oficiales de la fuerza anti-terrorista belga
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En el tiempo transcurrido, las agencias anti-terroristas de Europa han detenido diversas conspiraciones, sin embargo actualmente, dichas fuerzas parecen sobrecargadas y cierta cantidad de extremistas han logrado encubrirse. El continente se encuentra además ante una alerta causada por los jóvenes islamistas, quienes representan abundantes recursos humanos para el yihadismo. Ellos expresan que son victimas de los prejuicios y la discriminación en el trabajo y la sociedad.
Según una encuesta, hasta un tercio de los jóvenes islamistas interrogados afirman que han sido víctimas de la discriminación. Los que respondieron con mayor fuerza tienen edades entre 16 y 24 años. Dichos desafortunados encaran mayor posibilidad de desempleo y ganan menos en un trabajo en comparación con los jóvenes de origen europeo. Y en consecuencia, sufren una pobreza irrazonable.
Por su parte, cada hora, el flujo de migrantes provenientes de Oriente Medio y África sigue arribando a Europa mientras ninguna agencia de seguridad puede identificar quien es verdadero refugiado y quien es miembro del Estado Islámico. Hasta la fecha, pese a la celebración de numerosas cumbres intra-bloque y reuniones con las contrapartes, la UE no ha encontrado medidas eficientes destinadas a prevenir y controlar la riada de migrantes. Mientras existen todavía diversas diferencias entre las políticas de cada país respecto al tema, las mismas divisiones en el interior de la Unión Europea son el punto más critico para que los yihadistas aprovechen e impulsen sus actividades violentas.