Estados Unidos y Turquía siguen en tensa situación

Hồng Vân
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(VOVWORLD) - Las relaciones entre Estados Unidos y Turquía siguen tensas por los diferendos en torno a la liberación del pastor estadounidense Andrew Brunson. En lugar de impulsar el diálogo con Washington, Ankara aumenta la cooperación con los países de contrapeso de la nación norteamericana, mientras que esta utiliza medidas destinadas a debilitar la economía turca, actualmente en crisis.

Dos semanas después del momento más crítico del incidente relacionado con el religioso estadounidense, los vínculos entre estos dos aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no tienen ninguna señal de alivio. Se han realizado varios encuentros y contactos, sin embargo, estos parecen insuficientes tanto en cantidad como en nivel.

Contradicciones cada vez más profundas

Se creía que Washington se detendría tras imponer el 1 de agosto sanciones contra los ministros turcos de Justicia y del Interior, Abdulhamit Gul y Suleyman Soylu, respectivamente, debido a su papel en el enjuiciamiento del pastor Andrew Brunson, acusado y preso por delitos de terrorismo y espionaje. No obstante, solo dos semanas después, el presidente norteamericano, Donald Trump, decidió duplicar los aranceles al aluminio y al acero importados de Turquía. Esta medida sacudió el mercado financiero turco y desvalorizó más la lira (moneda turca), que ya había perdido el 30% de su valor desde el inicio de 2018.

En realidad, Turquía podría enfrentar mejor el alza de impuestos si su economía no se hubiera encontrado en crisis. Desde luego, la medida aplicada por Washington agrava más la situación del país europeo. Al parecer, Trump pretende dominar a la nación euroasiática por su poder económico. Al principio de la semana, firmó la Ley de Defensa para el año fiscal 2019, en la cual se dicta la cancelación de la entrega de aviones F-35 a Turquía.

Esta última rechazó la imposición de tributos por parte de Washington considerándola como una puñalada en su espalda y una acción intencional de la Administración de Trump en su contra. Ankara tomó enseguida medidas de represalias elevando los aranceles a varios productos importados del mercado norteamericano como por ejemplo, el 120% a los ómnibus, el 140% a las bebidas alcohólicas y el 60% al tabaco. Además, aumentó la tasa aplicada a los artículos cosméticos, al arroz y al carbón importados de Estados Unidos. Anunció al mismo tiempo la imposición adicional de tributos por valor de 533 millones de dólares para las mercancías exportadas del país norteamericano.

Entretanto, el tribunal de la ciudad de Izmir, en la región occidental de Turquía, rechazó el 15 de agosto las apelaciones para la libertad del pastor Brunson y dictaminó que este seguirá siendo sometido al arresto domiciliario. El suceso irrita a Washington y, seguramente, socavará más las relaciones bilaterales.

Miradas puestas a otros socios

Aunque Turquía no proporciona a Estados Unidos grandes beneficios económicos, en lo político representa un interés estratégico. Sin el apoyo de Ankara, los objetivos que traza para Siria, Rusia, Irán e incluso la Unión Europea, serán difíciles de alcanzar.

Sin embargo, parece que el Gobierno del presidente Donald Trump desestima el papel de Ankara. Esto deteriora gravemente los nexos entre ambas naciones y amenaza sus relaciones como aliados, y por otro lado, hace que Turquía se acerque más a Rusia y a otras fuerzas de contrapeso de Estados Unidos. Evidentemente, tal proyecto no beneficia en nada a la primera potencia mundial, que tiene instaladas sus bases aéreas en el territorio otomano.

En realidad, hace unos días, Turquía y Rusia se comprometieron a impulsar sus relaciones de asociación estratégica. Con antelación, Ankara rehusó sumarse a las sanciones de Occidente contra Moscú y aclaró que no tiene la intención de apoyar las mismas medidas impuestas a Irán. A su vez, Teherán declaró estar codo con codo con Turquía para enfrentarse a las presiones de Washington. A largo plazo, la alianza entre Rusia, Turquía e Irán, unidos por sus intereses comunes relacionados con Siria, será ampliada y estrechada aún más. La nación turca parece estar lista para establecer la asociación con nuevos grupos como el de los  países emergentes (Brics) y la Organización de Cooperación de Shangai para sustituir a sus aliados tradicionales.

Se puede ver que los contactos de alto nivel para mejorar los vínculos entre Estados Unidos y Turquía son menos que las medidas de represalias aplicadas por las dos partes. Sin embargo, para resolver los problemas existentes, ambas deben volver a los diálogos, pues las amenazas y las presiones solo traerán impactos negativos.

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