La propuesta fue transmitida a Teherán el 31 de mayo por el ministro de Asuntos Exteriores de Omán, Sayyid Badr Albusaidi. Al día siguiente, medios estadounidenses informaron que la Casa Blanca había emitido una directiva para detener temporalmente la imposición de nuevas sanciones contra Irán, en un esfuerzo por facilitar el diálogo.
Vista general de la planta de energía nuclear de Bushehr, en Irán. (Foto: REUTERS/IRNA/Mohammad Babaie) |
Un enfoque renovado
De acuerdo con los términos planteados, Estados Unidos aceptaría que Irán enriquezca uranio hasta un 3 %, nivel permitido para fines civiles, en instalaciones sobre el nivel del suelo, conforme a las directrices del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Sin embargo, exige que Teherán suspenda las actividades de enriquecimiento en instalaciones subterráneas, detenga el desarrollo de nuevas centrifugadoras y transfiera al extranjero todo el uranio ya enriquecido.
La propuesta incluye también un estricto mecanismo de supervisión, que contempla la aplicación automática del Protocolo Adicional del OIEA. El levantamiento de las sanciones sólo se activará una vez que Irán demuestre su cumplimiento tanto ante Estados Unidos como ante el organismo internacional. Este planteamiento fue presentado poco después de la quinta ronda de negociaciones indirectas entre ambas partes, celebrada en Roma, Italia, con mediación de Omán. Paralelamente, la Casa Blanca instruyó a los Departamentos de Estado, del Tesoro y al Consejo de Seguridad Nacional suspender temporalmente toda nueva acción sancionadora contra Irán.
Analistas internacionales describen este giro como una señal clara de cambio en la estrategia de Washington. La aceptación, por parte de Estados Unidos, del enriquecimiento limitado de uranio por parte de Irán, marca una ruptura con la política de “máxima presión” adoptada anteriormente. Dicha medida fue defendida por diversas figuras del gobierno estadounidense, incluido el secretario de Estado Marco Rubio, quien había reiterado que no se toleraría ninguna actividad de enriquecimiento nuclear por parte de Irán. Esta propuesta representa, además, el primer paso formal del gobierno del presidente Donald Trump hacia una negociación directa con Teherán. El exdiplomático iraní y analista político especializado en Medio Oriente, Mehrdad Khonsari, estimó: “El objetivo principal de Estados Unidos es eliminar cualquier amenaza derivada del programa nuclear iraní, y esas amenazas pueden abordarse de distintas formas. Por su parte, Teherán busca, ante todo, el levantamiento de las sanciones económicas y un alivio de la presión financiera.”.
En una declaración emitida el 2 de junio, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Esmaeil Baghaei, señaló que Teherán aún no ha aceptado la propuesta estadounidense, al considerar que no existen garantías claras sobre el levantamiento de las sanciones. Pese a ello, expertos sostienen que el hecho de que Washington haya permitido el enriquecimiento de uranio a niveles bajos, representa una concesión significativa, al cumplir una “línea roja” establecida por el presidente de la Organización de Energía Atómica de Irán, Mohammad Eslami, quien afirmó el 1 de junio que dicha actividad constituye la base de la industria nuclear civil del país.
Persisten riesgos
Este nuevo enfoque de la administración estadounidense ha reavivado las esperanzas de un posible avance en las negociaciones, incluso con la posibilidad de encuentros directos en los próximos días. Ambas partes han manifestado su interés en alcanzar un nuevo acuerdo que sustituya al Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) de 2015, del cual Estados Unidos se retiró durante la anterior administración de Donald Trump.
Para Irán, un acuerdo permitiría aliviar la presión económica. Para Estados Unidos, resolver expedientes internacionales clave, como el conflicto de Ucrania y el de Gaza o el programa nuclear iraní, se ha convertido en una de las principales prioridades de política exterior del presidente Trump. Sanam Vakil, directora del Programa para Medio Oriente y el Norte de África del Instituto británico Chatham House, comentó: “Para Irán, resulta crucial evitar nuevas sanciones, una advertencia que Europa ya ha planteado si las negociaciones no avanzan. Para el presidente estadounidense Donald Trump, lograr un acuerdo positivo sería una muestra de su capacidad negociadora y de su rol como promotor de la paz en Medio Oriente”.
No obstante, muchos analistas advierten que el tiempo apremia. Aunque Trump ha declarado que no desea recurrir a una solución militar como han sugerido Israel y ciertos sectores de su administración, también ha advertido que Estados Unidos no dudará en actuar si las negociaciones fracasan.
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, habla en una rueda de prensa en El Cairo, Egipto, el 2 de junio de 2025. (Foto: REUTERS) |
Esta advertencia adquiere mayor peso tras el informe publicado el pasado fin de semana por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en el que se señala que Irán continúa enriqueciendo uranio a niveles aptos para armamento y en cantidades superiores a lo permitido. Teherán ha negado rotundamente esa acusación. El 2 de junio último, representantes del OIEA, Irán y Egipto celebraron una reunión trilateral en El Cairo para discutir medidas que permitan reducir la tensión y reactivar el proceso de diálogo. Se prevé que, una vez Irán emita su respuesta oficial a la propuesta estadounidense, una nueva ronda de negociaciones podría comenzar tan pronto como este fin de semana.