En la madrugada del 7 de mayo el ejército indio emprendió ataques aéreos en una serie de lugares en la región de Cachemira controlada por Pakistán y en la provincia de Punjab de este país. Se trata de la respuesta de Nueva Delhi al ataque terrorista perpetrado el 22 de abril en la ciudad de Pahalgam, estado de Jammu y Cachemira (India), el cual cobró la vida de 26 personas.
Una rápida escalada de conflicto
Los ataques aéreos perpetrados el 7 de mayo por el ejército indio fueron la mayor acción militar que ese país ha llevado a cabo contra el territorio paquistaní en décadas. Cabe destacar que los mismos no sólo tuvieron como objetivo enclaves que India consideraba “infraestructura terrorista” en la parte de Cachemira controlada por Pakistán, sino también sitios en la provincia de Punjab, muy en el interior del territorio paquistaní.
Según información de Pakistán, 31 personas murieron y otras decenas resultaron heridas. En respuesta a la acción militar de la India, el 8 de mayo Pakistán lanzó misiles y vehículos aéreos no tripulados (UAV) contra el estado indio de Jammu y Cachemira, y afirmó haber derribado varios aviones de combate y UAV de su vecino.
De acuerdo con Michael Kugelman, director del Instituto del Sur de Asia del Centro Internacional de Académicos Woodrow Wilson (de Estados Unidos), en muy poco tiempo el conflicto militar entre la India y Pakistán superó la escala del último, también entre estos países, en 2019.
Compartiendo esta preocupación el experto Walter Ladwig, del King's College (Londres, Reino Unido), dijo que durante muchos años el ejército paquistaní ha mantenido una política llamada “quid pro quo plus”, lo cual significa que siempre responderá a algo en igual o mayor magnitud, por lo que el riesgo de que los ataques de represalia entre la India y Pakistán pueda conducir a un conflicto que pudiera salirse de las manos resulta preocupante.
En opinión del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en el contexto actual de extrema inestabilidad, debido a los grandes conflictos en Ucrania y Oriente Medio, el mundo no puede tolerar otra guerra en el sur de Asia.
“No nos equivoquemos: las medidas militares no son el remedio. Estamos dispuestos a ayudar a ambos gobiernos en su búsqueda de la paz. Las Naciones Unidas están dispuestas a apoyar cualquier iniciativa que ayude a aliviar las tensiones, promover la diplomacia y renovar los compromisos con la paz”, expresó Guterres.
Mientras tanto, inmediatamente después del ataque terrorista del 22 de abril en Pahalgam, la India suspendió el Tratado del Río Indo, que regula el reparto de aguas entre este país y Pakistán. Actualmente, el 80% de la superficie agrícola irrigada de Pakistán depende de los recursos hídricos de los ríos de la India gestionados en virtud de este Tratado.
Solución de enfriamiento
Además de la ONU, las principales potencias como Estados Unidos, Rusia, China y la Unión Europea (UE), también pidieron a la India y Pakistán que ejerzan la máxima moderación, pongan fin de inmediato a las represalias militares y resuelvan las diferencias relacionadas con las acusaciones de terrorismo o financiación del terrorismo a través de canales diplomáticos.
Este jueves funcionarios diplomáticos de Irán y Arabia Saudita llegaron a la India para buscar una solución de mediación entre las dos partes.
Algunos observadores creen que la India y Pakistán sabrán cómo manejar la situación. Shashank Joshi, ex miembro senior del Royal United Services Institute (RUSI), estimó: “Hay varios factores que podrían ayudar a aplacar las tensiones. No es menos importante la insistencia de la India en que sus últimos ataques aéreos evitaron instalaciones militares paquistaníes; es decir, que no tuvieron como objetivo a tropas paquistaníes, y que la operación fue cuidadosamente considerada. Esto sugiere que Nueva Delhi está enviando una señal a Pakistán de que éste no es el comienzo de una escalada mayor”.
La mayoría de los observadores también creen que tanto la India como Pakistán son muy conscientes de que un conflicto generalizado no beneficiaría a ninguna de las partes, dado que ambos aspiran a atraer inversión extranjera y proyectar su imagen como potencias económicas globales emergentes