Según los resultados preliminares anunciados hoy, el Partido Laborista obtuvo alrededor de un 40% de los votos, lo que equivale a unos 410 escaños en la próxima Cámara de Representantes británica. De esta manera, quedó primero en las elecciones generales y superó la meta de los 326 asientos necesarios para formar un gobierno. El gobernante Partido Conservador del primer ministro Rishi Sunak terminó en segundo puesto con unos 140 escaños, el peor resultado electoral en su historia.

El primer ministro británico Rishi Sunak y su esposa en un colegio electoral. (Foto: Reuters/VNA)

Este resultado no es para nada sorprendente, porque durante casi dos años todas las encuestas sobre intento de voto en el Reino Unido mostraron que el opositor Partido Laborista ganaría cómodamente las elecciones frente al gobernante Partido Conservador.

Según los observadores, la derrota del conservadurismo se debe al debilitamiento sistemático de esa organización durante casi una década, que comenzó cuando el ex primer ministro David Cameron desencadenó un referéndum sobre el Brexit, la salida de la Unión Europea (UE), en 2016. Esta medida, que surgió de los cálculos políticos internos dentro del Partido Conservador, empujó a Gran Bretaña a una serie de consecuencias sucesivas, entre ella la ruptura de relaciones con la UE; grandes pérdidas económicas, y la sustitución sucesiva de cuatro primeros ministros en tres años.

A esto se añade la mala respuesta de la administración de Boris Johnson a la pandemia de covid-19 y sus escándalos personales, así como la estrategia económica equivocada de su sucesora Liz Truss.

Los escándalos también han llevado la reputación del Partido Conservador a su nivel más bajo en décadas. El profesor Mark Shanahan, de la Universidad de Surrey (Reino Unido), comentó: “No creo que el Partido Laborista haya logrado un avance espectacular, sino que el Partido Conservador se ha debilitado y lo que está sucediendo ahora es simplemente que hemos llegado al final de un ciclo en el poder durante 14 años de esta organización, desde la administración de David Cameron a las de Theresa May, Boris Johnson, Liz Truss y Rishi Sunak. Las cosas no han estado mejorando, así que en la opinión general de los votantes británicos es hora de un cambio”.

Mientras, Tim Bale, profesor de política en la Universidad Queen Mary de Londres, dijo que además de beneficiarse del debilitamiento del Partido Conservador, el Partido Laborista recibió un apoyo inesperado de un gran número de votantes del Partido Nacional Escocés (SNP), cuando cayó en una profunda crisis interna durante el año pasado.

El líder del Partido Laborista Keir Starmer habla en su campaña electoral en Clay Cross. (Foto: Reuters/VNA)

¿Cómo cambiará Gran Bretaña?

Para el Partido Laborista la victoria electoral de este año es una de las mayores en su historia y le ayuda a regresar al poder después de 14 años. Con el eslogan "Cambio" en la campaña electoral, los laboristas prometen implementar políticas que cambiarán radicalmente al país. Keir Starmer, líder del Partido Laborista que asumirá el cargo de Primer Ministro del Reino Unido durante el próximo mandato, declaró: “La gente de toda Gran Bretaña está lista para el cambio, para poner fin a la política de representación y volver a una que sirva al público. Los ciudadanos han votado y ahora es el momento de que cumplamos con nuestra palabra”.

Los analistas consideraron “bastante compleja” la tarea del próximo gobierno del Partido Laborista, ya que la economía británica en los últimos años estuvo siempre al borde de recesión, y el encarecimiento del coste de la vida asfixió a los hogares y a la economía cuando los servicios públicos cayeron en crisis.

Matthew Johnson, profesor de Políticas Públicas en la Universidad de Northumbria en Newcastle, dijo que estudios realizados en muchas localidades muestran que entre el 65% y el 75% de los votantes británicos anhelan cambios políticos en temas como la reforma del sistema de atención de salud y seguridad social, y la transición a cero emisiones netas, sin dejar de proteger los derechos de los trabajadores y la renta básica. Por tanto, la presión sobre el Partido Laborista en el próximo tiempo será aún mayor, indicaron.

“El próximo gobierno tendrá que hacer cambios en las políticas para retener el apoyo del electorado. No hacer nada es imposible en la próxima legislatura de la Cámara de Representantes. Ahora es el momento de actuar.”

En cuanto a la política exterior, es posible que el nuevo gobierno del Partido Laborista también tenga que hacer muchos cambios importantes.

En una reunión con la prensa extranjera el 1 de julio pasado David Lammy, que probablemente será el ministro británico de Asuntos Exteriores en un futuro próximo, dijo que el nuevo gobierno llevará a cabo "tres cambios" en este ámbito: la restauración de relaciones con la UE basada en el nuevo tratado de seguridad entre ambas partes, el reajuste de las políticas climáticas y la reconstrucción de los vínculos entre Gran Bretaña y el mundo del Sur y las grandes potencias del orbe.