Los productos de Estados Unidos sujetos a la imposición arancelaria de China son principalmente combustibles como el carbón, el petróleo, los desechos de bronce y los derivados de madera. Esta medida entrará en vigor a partir de las 12 de la noche del 23 de agosto de 2018. El Ministerio de Comercio del gigante asiático argumentó que se trata de una acción necesaria para proteger los intereses nacionales y el multilateralismo comercial.
Entretanto, las mercancías de Beijing tributadas por Washington consisten en dispositivos semiconductores. Otros artículos como los de electricidad, plástico, química y equipos ferroviarios incluidos en el plan de industrialización hasta 2025 para elevar la competitividad china deberán cobrar una tarifa arancelaria del 25%.
Represalias reciprocas
Desde la entrada en vigor el 6 de julio hasta la fecha de la tasa de impuesto del 25% contra los productos importados de China valorados en 34 mil millones de dólares, la comunidad internacional ha presenciado represalias recíprocas en el conflicto arancelario entre las dos mayores economías del planeta. Mientras Estados Unidos adelanta las medidas de sanción fiscal, China responde con acciones equivalentes en materia de tasas y precios de mercancías.
La lista de los bienes chinos sujetos a la carga fiscal es muy clara porque se basa en el sistema de los sectores y los tipos de productos prohibidos. Washington acusó a Beijing de aplicar políticas comerciales injustas y violatorias de la propiedad intelectual de las empresas tecnológicas norteamericanas. Por su parte, el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump se comprometió a reducir el déficit comercial con el gigante asiático.
Se prevé que la imposición del 25% por parte de Estados Unidos no se limite solo en 34 mil millones de dólares sino que aumente el valor en 16 mil millones más el próximo día 23. Esta es considerada como una advertencia para China. La Administración de Donald Trump debe presionar aún más a Beijing para que regrese a la mesa de negociación. En caso necesario, aplicará dicha tasa a los 200 mil millones de dólares de las mercancías chinas. Una vez se adopte esta medida, sacudirá el comercio global.
Junto a las soluciones arancelarias, la Comisión encargada de controlar las inversiones extranjeras de Estados Unidos ha tomado acciones más categóricas en el proceso inversionista. Entre los proyectos incluidos en la lista de este organismo el año pasado, el 25% de ellos fueron rechazados y todos procedieron de China. Esto evidencia la intención de Donald Trump de impedir la participación de Beijing en el desarrollo de avances tecnológicos en el territorio norteamericano.
La guerra en torno a la competitividad
Sin embargo, las disputas antes mencionadas no se fundan solo en la reducción del déficit comercial sino también en la competencia en cuanto al potencial tecnológico y la capacidad nacional en los próximos años. La causa principal se atribuye al plan del desarrollo de tecnologías avanzadas de China, especialmente las industrias listadas en la Iniciativa Hecho en China 2025, una estrategia nacional para promover el avance de 10 sectores trascendentales como la red 5G y la ciberseguridad, la robótica y los dispositivos de alta precisión al igual que los productos aeroespaciales. Al poner en práctica estas metas, Beijing es considerado por Washington como una amenaza en el campo de juego predominado por el país norteamericano durante años.
Además, cabe destacar la economía china regulada según los acontecimientos del mercado. Sin embargo, Estados Unidos reiteró que quedan todavía numerosas secciones de suma importancia de la denominada “economía planificada” de China, perjudicando así a sus rivales.
El intercambio de bienes y servicios entre China y Estados Unidos alcanza unos 650 mil millones de dólares al año. Estos lazos bilaterales de cooperación comercial son escasos en el mundo. En este sentido, el proyecto de reducir el déficit comercial de 375 a 100 mil millones de dólares es una tarea imposible. De esta manera, según especialistas los conflictos comerciales no son más que un pretexto para que Washington se prepare para la próxima competición en el futuro cercano.