Ganar y convertirse en miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU es no solo un honor y orgullo, sino también una gran responsabilidad para las naciones elegidas. Esto se debe a que el Consejo de Seguridad es el único organismo de las Naciones Unidas que decide la evaluación de las amenazas a la paz o las actividades invasoras, además de recomendar o aprobar las medidas adecuadas para mantener o restaurar la paz y la seguridad internacionales.
Sus decisiones y resoluciones son vinculantes y todos los miembros de las Naciones Unidas deben respetarlas y aplicarlas. Con esta ardua misión, las expectativas y los desafíos para sus miembros no permanentes durante el próximo período (India, México, Noruega, Irlanda y Kenia), así como para este mismo organismo, son enormes.
Los retos
Una sesión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, Estados Unidos, el 30 de septiembre de 2019 (Foto: AFP/TTXVN) |
Para desempeñar exitosamente la misión en calidad de miembro no permanente del Consejo de Seguridad, en primer lugar, los países elegidos deben enfrentar las dificultades existentes que están profundamente arraigadas en la organización desde hace décadas. Esto se derivan principalmente de diferencias en los criterios básicos, los conflictos de intereses principales y la competencia para hacerse sentir entre los 5 miembros permanentes: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Los desacuerdos entre ellos han sido cada vez más claros en los últimos años. Particularmente, no se ha podido alcanzar un acuerdo ni responder de modo oportuno a la crisis causada por la pandemia de covid-19, a pesar de que la comunidad internacional puso muchas expectativas en esa acción. Las discrepancias entre los miembros permanentes también dificultan los esfuerzos para llegar a un consenso y aprobar las resoluciones conjuntas. Como resultado, en 2019, el Consejo de Seguridad solo acordó y aprobó 67 decisiones, el número más bajo desde 1991.
Entretanto, los miembros no permanentes tanto nuevos como en función asumen mayor responsabilidad para buscar soluciones a una creciente variedad de problemas emergentes en muchas partes del mundo, desde Oriente Medio y África hasta el Noreste de Asia, así como las consecuencias del cambio climático. En particular, el control de las secuelas graves del covid-19 sin vislumbrarse la luz al final del túnel se considera un gran reto. Numerosos informes advierten sobre la posibilidad de que la pandemia provoque una amplia gama de consecuencias para la paz y la seguridad internacionales, así como un impacto significativo en las actividades establecidas en la agenda de trabajo del Consejo de Seguridad de la ONU.
Esperanzas
Es claro que los desafíos planteados a los nuevos miembros no permanentes y al Consejo de Seguridad de la ONU en el futuro cercano son tremendos. A pesar de esto, la comunidad internacional todavía espera que este organismo siga promoviendo su papel, protegiendo y manteniendo la paz mundial. La base de esta expectativa son los notables esfuerzos realizados por los países miembros no permanentes para aminorar los desacuerdos mediante reuniones periódicas con la participación del secretario general, António Guterres, con la finalidad de encontrar soluciones a la elevación de la eficiencia de las actividades de la ONU. Por ende, cuando no pudo alcanzar una voz común sobre temas importantes, los estados miembros no permanentes se unieron para emitir una declaración conjunta expresando sus puntos de vista en la materia. Ejemplo de ello son la declaración conjunta de noviembre de 2019 sobre la ocupación por parte de Israel de los reasentamientos en Cisjordania o el comunicado sobre la mejora de los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad en mayo del presente año.
Además, los nuevos cinco miembros no permanentes del organismo para el período 2021-2022, son países que anteriormente asumieron ese cargo, particularmente India en siete ocasiones, lo que significa que tiene gran experiencia en el cumplimiento de las actividades pertinentes. Asimismo, esas naciones se han preparado en todos los aspectos para aceptar y superar los desafíos en sus nuevos cargos, según los compromisos de sus respectivas agendas electorales. Se cree que estos factores ayuden a dichos países a realizar contribuciones prácticas a la operación del Consejo de Seguridad de la ONU, para un mundo de paz y estabilidad duraderas.