Masoud Pezeshkian, de 69 años, llegó a la presidencia de Irán tras ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 5 de julio. Hoy asume oficialmente el cargo en sustitución de Ebrahim Raisi, quien falleció en un accidente aéreo el pasado 19 de mayo.
El líder supremo iraní, el Ayatolá Ali Jamenei entregó la decisión de aprobar el cargo presidencial a Pezeshkian en una ceremonia celebrada el 28 de julio. (Foto: WANA/Reuters) |
Desafíos internos
La economía es el primer gran desafío que debe afrontar el nuevo Presidente de Irán. Después de muchos años de sufrir embargos y sanciones por parte de países occidentales derivados de sus programas nucleares y de misiles balísticos, la economía iraní enfrenta numerosas dificultades permanentes. Aunque el crecimiento del producto interno bruto (PIB) nacional el año pasado alcanzó el 5,3%, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI) y aproximadamente un 5,7% según el Centro de Estadísticas de Irán (SCI) (y hasta el 3,5% si no se incluye el petróleo), muchos otros indicadores de la economía no son muy positivos.
La tasa de inflación nacional en julio, anunciada por SCI, se encuentra actualmente en 32,2%, lo que hace que el poder adquisitivo de la población siga disminuyendo rápidamente. La alta inflación ha persistido en Irán durante más de dos décadas, dificultando la vida cotidiana de la población y provocando el malestar social.
Por ello, inmediatamente después de su elección, Pezeshkian declaró que el combate a la inflación es una de las tareas más urgentes y que la solución más importante ahora es aumentar los subsidios energéticos para los hogares pobres, los más afectados por la alta tasa inflacionaria.
La próxima gran preocupación es que, debido a las sanciones de Occidente, Irán perderá grandes fuentes de ingresos del petróleo, a pesar de que este país clasifica entre los que poseen mayores reservas de petróleo del mundo. La falta de estas grandes fuentes de ingresos dificulta que Irán invierta en la construcción de infraestructura, mejore la seguridad social y acceda a recursos de finanzas, tecnologías y habilidades de gestión avanzadas del exterior. Consciente de estos obstáculos, durante la campaña electoral, Masoud Pezeshkian afirmó que el nuevo gobierno iraní necesita tener políticas económicas realistas para responder al contexto actual.
“Transcurridos muchos años después de la Revolución Islámica, todavía no hemos cumplido nuestras promesas. Ese es nuestro mayor problema. Personalmente, no hago promesas vacías. No digo cosas que no pueda hacer después”, expresó Pezeshkian.
Otro importante desafío interno para la nueva administración iraní es reformar el aparato público, eliminando así la corrupción y la mala gestión, factores considerados como principales causas del déficit presupuestario prolongado y la baja eficacia de las políticas económicas. Para abordar este problema, Masoud Pezeshkian creó un nuevo Consejo Político, compuesto por muchos políticos y expertos reformistas, y encabezado por Mohammad Reza Aref, ex vicepresidente de Irán (2001-2005). Su tarea es implementar reformas en áreas claves. Además, Pezeshkian anunció una lista de 18 criterios necesarios para nombrar ministros, que destaca el conocimiento profesional, el coraje y la honestidad.
El presidente electo de Irán, Masoud Pezeshkian. (Foto: Xinhua/VNA) |
Relaciones exteriores cada vez más complejas
Los obstáculos a los esfuerzos de reforma económica del presidente Masoud Pezeshkian son aún mayores cuando Irán enfrenta enormes desafíos externos y de seguridad. Actualmente no es factible el plan de reanudar las negociaciones sobre el acuerdo nuclear iraní de 2015 entre Irán y Estados Unidos para ayudar a Teherán a relajar las sanciones económicas. El pasado 9 de julio, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, dijo que la administración estadounidense actualmente no tiene intención de volver a la mesa de negociaciones con Irán sobre el acuerdo nuclear, debido al continuo apoyo de Irán a las fuerzas antiestadounidenses y antiisraelíes en la región.
Según Alex Vatanka, director del Programa de Irán en el Centro de Investigación del Instituto de Oriente Medio con sede en Washington, es difícil esperar avances en la política exterior de Irán bajo el presidente Masoud Pezeshkian. La razón es que el actual entorno de seguridad internacional se está tornando cada vez más complicado, especialmente en la región de Oriente Medio y lo que es más importante es que el poder real en Irán en muchas áreas claves pertenece al Ayatolá Jamenei y al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, no al Presidente. Alex Vatanka destacó: “En temas importantes, como relaciones con Estados Unidos, posturas hacia Israel, programas nucleares y de misiles o acciones de Irán en la región, Masoud Pezeshkian dejó relativamente claro que requieren una participación de muchas partes para manejarlos”.
Según los observadores, en las primeras declaraciones tras su elección, Masoud Pezeshkian expresó opiniones de política exterior similares a las de su predecesor Ebrahim Raisi, especialmente en lo que respecta al actual conflicto entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, así como al riesgo de un conflicto a gran escala entre las fuerzas de Israel y Hezbolá en el Líbano. En cuanto a la esperanza de revivir el acuerdo nuclear iraní de 2015, dijeron que el nuevo liderazgo de Irán solo esperará romper el estancamiento hasta que Estados Unidos finalice sus elecciones presidenciales de noviembre, en un contexto en el que este acuerdo expirará en octubre del próximo año.