Cumbre del G7 y el desafío a la unidad de Occidente

Quang Dũng
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(VOVWORLD) - Como la primera reunión de alto nivel del Grupo de los Siete (G7) desde que el presidente estadounidense Donald Trump regresó al poder a principios de este año, la Cumbre del G7 se lleva a cabo en un contexto de crecientes tensiones comerciales globales derivadas de la política arancelaria de Estados Unidos, así como de conflictos geopolíticos cada vez más complejos en varias regiones del mundo.
Celebrada del 15 al 17 de junio en Kananaskis, provincia de Alberta, Canadá, la Cumbre del G7 de este año marca la primera participación de Donald Trump en su segundo mandato presidencial, y también es el primer evento del bloque desde que asumió el primer ministro del país anfitrión, Mark Carney.
La visión de Canadá
En un comunicado emitido el 9 de junio, la Oficina del premier Mark Carney, señaló que las prioridades de Canadá en la Cumbre del G7 son reforzar la paz y la seguridad global, combatir la injerencia extranjera y el crimen transnacional, y mejorar la respuesta a incendios forestales.
Con miras a una economía más resiliente, Ottawa impulsará acciones coordinadas en tres áreas clave como protección de comunidades y estabilidad global; seguridad energética y transformación digital, mediante IA y tecnologías cuánticas; y alianzas estratégicas que fomenten la inversión privada, el empleo de calidad y mercados competitivos.
La conferencia también centrará su atención en temas geopolíticos, especialmente el conflicto armado en Ucrania. La presencia del presidente Volodímir Zelenski y los debates previos sobre la reconstrucción de Ucrania anticipan un posible acuerdo significativo. Esta visión refleja el enfoque de Canadá de revitalizar el rol del G7 en la economía mundial a través de una mayor proyección hacia socios externos. Como afirmó el ministro de Finanzas canadiense, François-Philippe Champagne. “Este es un momento decisivo para el G7 y para el mundo. Nuestra misión es restaurar la estabilidad y fomentar el crecimiento, los dos pilares fundamentales de esta cumbre”, dijo.
En línea con esta visión de apertura y cooperación global, además de los líderes de los países miembros del bloque, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón, el país anfitrión invitó a varios socios estratégicos a participar en la cumbre de este año. Entre ellos figuran el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski; el primer ministro de Australia, Anthony Albanese; el jefe de Estado de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y la mandataria de México, Claudia Sheinbaum. Resulta especialmente significativa la invitación al primer ministro indio, Narendra Modi, en un contexto marcado por tensiones diplomáticas entre Canadá y la India. Sin embargo, su participación permanece incierta tras el trágico accidente aéreo ocurrido el 11 de junio en el estado de Gujarat.
La nube arancelaria
Como la primera Cumbre del G7 con la participación del presidente estadounidense Donald Trump desde su regreso al poder para un segundo mandato, se espera que esta edición contribuya a aliviar las tensiones comerciales derivadas de la política arancelaria de Estados Unidos, tema considerado como uno de los principales puntos de fricción entre los países miembros.
En vísperas del encuentro, altos funcionarios de la Unión Europea (UE) y de Japón expresaron su esperanza en que los diálogos directos con el presidente Trump en Canadá permitan avanzar significativamente en las negociaciones, e incluso alcanzar un nuevo acuerdo comercial durante la propia cumbre.
El ministro japonés de Reconstrucción Económica y jefe del equipo negociador, Ryosei Akazawa, dijo: “Propondremos a los líderes de Japón y Estados Unidos que tomen en cuenta hasta qué punto han avanzado las negociaciones arancelarias entre ambas naciones. Por ello, consideramos que la Cumbre del G7 representa el momento propicio para nosotros”.
Mientras, el canciller alemán Friedrich Merz declaró ayer que la UE espera un acuerdo marco con Estados Unidos, similar al alcanzado con China el 10 de junio en Londres. 
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó una postura similar. No obstante, analistas dudan de avances concretos en esta Cumbre en Canadá, dado que la reunión de ministros y gobernadores de Estado del G7 en mayo no logró reducir tensiones comerciales con Washington. Peor aún, al día siguiente, el presidente Donald Trump amenazó con imponer aranceles del 50 % a productos europeos.

A los desacuerdos comerciales se suman tensiones internas en seguridad y defensa. Las declaraciones de Trump sobre una posible anexión de Canadá y Groenlandia, y su intención de revisar el pacto de seguridad AUKUS, también provocaron inquietud. En respuesta, el primer ministro canadiense Mark Carney anunció que su país reforzará su autonomía en defensa, fortalecerá lazos con la UE y reducirá su dependencia de Estados Unidos.

Por último, la situación humanitaria en la Franja de Gaza, junto con el reciente estallido del conflicto en Medio Oriente entre Israel e Irán, también podrían provocar fricciones entre Estados Unidos y varios países europeos, cuyas posturas hacia el gobierno israelí se han vuelto cada vez más críticas.

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