Afganistán ante traspaso del control de seguridad

Anh Huyen
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(VOVworld) – Este 19 de junio marcó un hito importante para Afganistán tras 12 convulsos años, cuando las fuerzas afganas asumieron la responsabilidad de la seguridad en todo el país, que hasta ahora estaba a cargo de la coalición militar internacional, con Estados Unidos a la cabeza. De hecho, este traspaso del mando aún no genera avances básicos en la garantía de la seguridad afgana, pues los actuales sucesos inquietan a la opinión pública en lo que se refiere al itinerario de la paz en el país centro-asiático.

(VOVworld) – Este 19 de junio marcó un hito importante para Afganistán tras 12 convulsos años, cuando las fuerzas afganas asumieron la responsabilidad de la seguridad en todo el país, que hasta ahora estaba a cargo de la coalición militar internacional, con Estados Unidos a la cabeza. De hecho, este traspaso del mando aún no genera avances básicos en la garantía de la seguridad afgana, pues los actuales sucesos inquietan a la opinión pública en lo que se refiere al itinerario de la paz en el país centro-asiático.

El Gobierno afgano tiene previsto tomar el liderazgo en las 34 provincias del país. A finales del presente año, la Fuerza internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF), retirará la mitad de sus tropas y a finales de 2014, abandonará por completo el país. Un número reducido pasará a desempeñar el papel de formar y asesorar a las fuerzas afganas.

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Fuerzas de seguridad afganas se desplieguen tras un ataque
en Kabul, del pasado 10 de junio


No obstante, al contrario del optimismo de la administración norteamericana sobre la capacidad de las fuerzas afganas para ganar terreno en cuanto a seguridad interna, los mismos afganos tienen serias dudas del planteamiento de la transición y el control militar para luchar contra los elementos beligerantes. Hay quien argumenta que el proceso de transferencia sólo está en teoría, para reforzar la posición del Gobierno afgano y ostentar los logros de la coalición internacional de Afganistán. Esto se evidencia en que los talibán confirman abrir a modo de representación en Qatar la “Oficina política del Emirato Islámico de Afganistán”, lo que facilitaría sus negociaciones con todo el mundo, y con el Gobierno afgano sobre un arreglo pacífico. Estados Unidos aceptó la oferta, considerándola un paso importante, ya que los talibán rechazarían conversaciones si hubiera presencia de soldados extranjeros en Afganistán. El itinerario de paz afgano se compone de 3 etapas. En la primera, Estados Unidos obliga a los rebeldes a romper sus relaciones con la red terrorista internacional de Al Qaeda. Los talibán afirman que no permitirán que cualquier fuerza externa use suelo afgano para amenazar la seguridad de otros países. En la segunda, ambas partes negociarán sobre el intercambio de soldados, la prisión de Guantánamo y el encarcelamiento por parte de los talibán de un militar estadounidens durante 4 años. Por último, Washington debe convocar un diálogo directo entre los rebeldes y el presidente afgano Hamid Karzai para poner fin a los años de guerra en el país.

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El gobierno afgano anuncia que las fuerzas nacionales ya asumieron
la responsabilidad de la seguridad en todo el país


Sin embargo, el primer encuentro entre Estados Unidos y el régimen talibán supuso una protesta categórica por parte de la administración de Kabul. El mandatario Hamid Karzai insiste en boicotear las negociaciones por su desconfianza sobre la similitud entre palabras y las acciones del Gobierno estadounidense en relación al proceso de paz en Afganistán. Criticó que la apertura de la representación talibán en Qatar con la bandera “Emirato Islámico en Afganistán” - nombre utilizado por los talibán antes de ser derrocados en 2001, va contra los compromisos de Estados Unidos con Afganistán. Los líderes del país centro-asiático condenaron las eventuales conversaciones entre Estados Unidos y el régimen talibán fuera de territorio afgano, denominándolas “acto no transparente”, lo que dañaría el papel del Gobierno afgano. Aunque la administración norteamericana suavizó la duda del régimen afgano, diciendo que no reconoce “el Emirato Islámico en Afganistán” y tampoco considera la representación talibán en Qatar, como una misión diplomática, pero reafirmó su voluntad de participar en el planeado diálogo, lo que es una gran bofetada a la administración de Hamid Karzai. El Gobierno afgano advirtió que cancelará las negociaciones sobre el Acuerdo de Seguridad Bilateral después de 2014 con Estados Unidos.

No es la primera vez que hay diferencias en las relaciones entre aliados estadounidense y afgano. 12 años del comienzo de la guerra contra la rebelión, ambas partes derrocaron a la administración talibán, aniquilaron a Osama Bin Laden y deterioraron el sistema de Al Qaeda. Pero el conflicto de Afganistán es una guerra cara para Estados Unidos, ya que ha supuesto una gran pérdida financiera y humana, lo que ha damnificando su fama por los riesgos bélicos que quedan en el país. Aparte, las fuerzas talibán continúan operando en Pakistán, Yemen, Somalia y otros países. Por todo ello, la opinión pública valora que es difícil encontrar una oportunidad para negociar la paz en Afganistán.

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