(VOVworld) – El acuerdo alcanzado el pasado 17 de abril en Ginebra, Suiza, con la finalidad de sacar a Ucrania de la actual crisis, enfrenta un inminente fracaso por las discrepancias y críticas mutuas entre las partes en cuanto a la materialización del mismo. El aumento de las tensiones en Ucrania hace pensar en un incremento de la crisis política en ese país.
Ante todo, se debe reconocer los esfuerzos de las partes negociantes en el encuentro realizado en Ginebra, Suiza la semana pasada entre representantes de Rusia, Estados Unidos, Unión Europea y la actual administración ucraniana, que buscaron neutralizar el detonante de los conflictos en Ucrania. No obstante, del documento firmado al despliegue del mismo hay un gran trecho y cumplirlo será un proceso difícil.
A tenor de ese acuerdo, se planteó una serie de medidas destinadas a aplacar las tensiones en Ucrania, entre ellas, el desarme de los grupos armados y la amnistía a los manifestantes que ocupan sedes del gobierno en provincias orientales. Pero hasta el momento, estos planes aun permanecen en el papel y el método que aplican las partes involucradas para llevarlos a cabo aparentemente se ha descarrilado.
La conferencia cuatripartita sobre Ucrania, que se celebró en Ginebra,
Suiza alcanzó un acuerdo, ahora en peligro de fracasar
El gobierno de Kiev y los manifestantes separatistas no han podido dialogar. Los opositores declararon que no aceptan la administración interina y no se retirarán de los edificios y oficinas de gobierno ocupados, hasta tanto el gobierno de Kiev dimita. Mientras tanto, en lugar de retirar las tropas del este y activar el diálogo con todas las zonas y todas las fuerzas políticas involucradas, el gobierno del presidente interino de Ucrania, Oleksander Turchynov, ordenó el 22 de abril reanudar la operación de seguridad, interrumpida antes del inicio de las negociaciones cuatripartitas, en la región oriental de gran población rusoparlante.
Acciones que conducen a la escalada de tensiones
La decisión de Oleksandr Turchynov fue tomada apenas unas horas después del término de la visita de dos días del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, a Kiev. Durante su permanencia en Ucrania, Biden no solo expresó abiertamente su apoyo a la reforma de la administración ucraniana con promesas sobre grandes paquetes de asistencia financiera, sino que además hizo entender de una manera implícita a Moscú que “ya llegó el fin de las conversaciones y es tiempo de tomar acción”. Estados Unidos acusó a Rusia de movilizar efectivos secretos para incitar protestas en el este de Ucrania, y afirmó que 40 mil soldados rusos desplegados en las fronteras con Ucrania son una muestra del supuesto apoyo ruso a los grupos separatistas en esa región. Washington también anunció que aplicarían nuevas sanciones contra Moscú si éste no actúa en pos de mejorar la situación.
En respuesta, Rusia rechazó estas acusaciones y al mismo tiempo dirigió enérgicas críticas a Estados Unidos y Kiev, quienes según Moscú, están interpretando mal el acuerdo sellado a propósito. Señaló que el convenio llama a todos los grupos rebeldes al desarme, sin embargo Kiev y Washington solamente pidieron esto a los ciudadanos ucranianos en el sudeste, que están reclamando sus derechos, haciendo caso omiso a las provocaciones de los elementos nacionalistas y extremistas.
Rusia persistió en que las inmediatas tareas que debe cumplir la administración de Kiev consisten en anular las ordenanzas que permiten al ejército dispersar a los manifestantes, desarmar todas las unidades de combate de las organizaciones nacionalistas (de derecha) y otros grupos extremistas, y reformar la Constitución, teniendo en cuenta los intereses de todos sus ciudadanos en diferentes regiones del país.
Pasando por alto este llamado, el presidente interino de Ucrania, Olexandr Turchynov, revocó la suspensión de las actividades militares en el este del país. Por su parte, Estados Unidos envió recientemente un destructor armado con misiles al mar Negro. Sin duda estos actos evidencia más la tirantez de la situación. Rusia estimó que la visita de Joe Biden a Kiev y la reanudación de la campaña militar demuestran que Estados Unidos es quien “mueve los hilos del escenario” en Ucrania. Moscú también dejó claro que Estados Unidos debe responsabilizarse de la actual crisis en ese país de Europa oriental.
Agotado tiempo para el acuerdo de paz
Las acusaciones mutuas entre las partes están empujando el acuerdo en Ginebra a un impasse. Parece que la paciencia de las partes se está agotando mientras no queda mucho tiempo para cumplir dicho acuerdo de paz. La opinión pública exhorta a un diálogo entre las autoridades ucranianas y los manifestantes, en busca de una solución satisfactoria y pacífica para todos. Urge a la comunidad internacional, en especial Estados Unidos y Rusia, a mostrar su papel de forjadores de la paz, para evitar un posible derramamiento de sangre en Ucrania. Sin embargo, los últimos sucesos auguran las continuas tensiones que acaecerán en los próximos días pese a las esperanzas de una evolución positiva de la situación de ese país.