La gente buscando refugio mientras suenan las sirenas antiaéreas durante los bombardeos en Kiev, el 26 de febrero de 2022. (Foto: Reuters)

El 24 de febrero de 2022 Rusia emprendió su “operación militar especial” en Ucrania. Este mayor conflicto bélico en Europa después de la Segunda Guerra Mundial ha provocado graves impactos en seguridad, geopolítica y economía, tanto en el Viejo Continente como en el mundo entero.

Esperanzas de una posible salida

A casi tres años del estallido del conflicto Rusia-Ucrania, no hay muchas perspectivas de que este termine militarmente, cuando ambos lados permanecen estancados en los campos de batalla, pese a altos costos militares y grandes pérdidas humanas. En lo político, las dos partes declararon No a las concesiones. Sin embargo, parecen vislumbrarse signos de esperanzas para acabar con el estancamiento, especialmente las elecciones presidenciales de Estados Unidos el 5 de noviembre. Estos comicios marcaron una gran victoria de Donald Trump, cuya posición sobre el tema del conflicto Rusia-Ucrania es totalmente diferente de la del gobierno predecesor. Durante su campaña, el candidato republicano expresó en varias ocasiones su rechazo al aumento del apoyo militar a Kiev, al tiempo que declaró que pondría fin a la guerra dentro de 24 horas después de su toma de posesión. Este compromiso fue reiterado por el presidente electo el 14 de noviembre cuando insistió en la necesidad de poner fin al conflicto en Ucrania. 

Un incendio arrasa una zona en Kiev después de un ataque con misiles de las fuerzas rusas, el 2 de enero de 2024. (Foto: Reuters)

Las acciones del presidente electo de Estados Unidos empezaron a crear transformaciones notables en la mentalidad de los países aliados y también miembros de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), que en su mayoría persiguen una política dura con Moscú. El suceso más reciente que acapara la atención de la opinión mundial, es la conversación telefónica con Vladimir Putin iniciada por el canciller alemán, Olaf Scholz, el día 15. Esta es la primera vez en dos años que el líder de un país europeo llama por teléfono a Putin, lo que asombró a todos. Scholz defendió esta decisión alegando que Europa no puede estar al margen de los diálogos futuros entre Estados Unidos y Rusia sobre el tema de Ucrania.

“En mi opinión, no sería una buena idea que haya conversaciones en un futuro próximo entre el Presidente de Estados Unidos y su par ruso sin que el líder de un importante país europeo no pudiera hacer lo mismo. Quizás algunas personas en Alemania piensen que eso es algo bueno, pero yo no”, consideró el líder alemán.

Donald Trump habla en la fiesta de America First Policy Institute (AFPI), en la mansión Mar-a-Lago en Florida, el 14 de noviembre. (Foto: Reuters)

A pesar de criticar a Olaf Scholz por dar a Rusia una ventaja negociadora, según los observadores, el gobierno de Kiev también parece estar cambiando su postura. Un día después de la llamada telefónica entre los mandatarios de Rusia y Alemania, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, anunció en la radio que Kiev debe hacer todo lo posible para poner fin al conflicto en 2025 por vías diplomáticas. Esta declaración marca un cambio trascendental en la postura de Ucrania, porque antes sus líderes siempre dijeron No al diálogo mientras Vladimir Putin siga en el poder.

Aún existen riesgos de escaladas 

A pesar de las esperanzas sobre la reanudación de los diálogos para resolver el conflicto por vías pacíficas, el riesgo de escaladas es alto. Las informaciones relacionadas con el envío por parte de la República Democrática Popular de Corea de soldados a Rusia, y el reciente levantamientos de algunas limitaciones por parte de la administración de Joe Biden para que Ucrania use armas de ataque a largo alcance suministradas por Washington contra Rusia aumentan preocupaciones sobre una mayor escalada del conflicto a un nivel mucho más peligroso.

Anteriormente, los líderes rusos advirtieron repetidamente que tal acción significaría la participación directa de la OTAN en el conflicto y obligaría a Rusia a responder proporcionalmente.

El presidente ruso, Vladimir Putin (i.), y el primer ministro alemán, Olaf Scholz.

La mañana del 19 de noviembre, Vladimir Putin firmó un decreto aprobando la doctrina nuclear de Rusia con nuevas enmiendas. En consecuencia, la agresión de cualquier Estado no nuclear, con la participación o el apoyo de un Estado nuclear, se considerará un ataque conjunto contra la Federación de Rusia. Además, la nación euroasiática puede responder con armas nucleares cuando exista una amenaza grave a su soberanía. Rusia también responderá a los ataques con armas convencionales contra Bielorrusia, considerada como miembro del Estado federal, o cuando se produce un lanzamiento masivo de aviones militares, misiles de crucero, drones y otros vehículos voladores que penetran en el territorio nacional.

Sin embargo, los expertos estimaron que los países occidentales son conscientes de las líneas rojas y no están dispuestos a permitir que el ejército ucraniano tome medidas riesgosas. Por lo tanto, el hecho de que Ucrania pueda utilizar armas donadas por Occidente para ataques en territorio ruso también es más calculado políticamente, comentó Ian Kelly, ex embajador de Estados Unidos en Georgia y actualmente experto en la Universidad Northwestern (Estados Unidos).

“Para febrero próximo, el conflicto habrá durado tres años y creo que hay cierta fatiga por esta guerra y hay expectativas tanto en Estados Unidos como en Europa de que se tomen medidas diplomáticas. Si lo hacemos, necesitamos poner a Ucrania en una posición más fuerte tanto militar como tácticamente. Esto significa continuar el apoyo militar para preparar cualquier solución negociada”.

El meollo de la cuestión, según los observadores, es cómo reacciona Rusia ante la aceleración del apoyo militar a Ucrania en los últimos días del Gobierno de Joe Biden. Si Rusia responde con firmeza a esta medida, será más difícil iniciar diálogos para encontrar una solución diplomática al conflicto cuando Donald Trump asuma oficialmente el poder el 20 de enero del próximo año, aunque el magnate es un obvio partidario de un final temprano al conflicto en Ucrania.