(VOVworld) - Ha Giang, la provincia en el extremo Norte de Vietnam, no solo es atractiva para los visitantes por la belleza de la majestuosa meseta de piedras, sino por hermosos rasgos culturales con ferias de compatriotas étnicos. Entre los mercados públicos que venden productos locales, el de ganado bovino en el distrito de Meo Vac, cada domingo, es una singularidad de los Mong, Dao, Lo Lo y Tay.

Desde lejos los concurrentes ya escuchan sonidos agradables producidos por las campanas que llevan los bueyes. Cada domingo, los clientes y vendedores están presentes desde horas tempranas de la mañana en el ágora. Todos quieren que las operaciones de comercio se desarrollen favorable y rápidamente, ya que el toro también es una gran propiedad del pueblo. Vang Mi Dinh, en el caserío Chung Pa A, en la cabecera de Meo Vac, concurrió a la plaza pública desde las 6 de la mañana y dijo: “Hoy, traje aquí 4 animales mayores y he vendido 3. Los tratantes todavía recargan el precio, pero no mucho. Cada uno proporciona un millón o más de un millón de dong de ganancias. Compré reses en otros lugares para vender en el mercado. A las 6 de la mañana las llevé a la alhóndiga y a las 8 ya he vendido 3 cabestros.”

Dinh está intercambiando sobre el manso restante con Vu Mi Po, quien llegó de la comarca de Giang en busca de un buey sano, por lo que debe escoger cuidadosamente cada animal. El expresó: “Quiero conseguir un buen toro pequeño por l4 o l5 millones de dong para criar, ya que vendí recientemente uno grande por 20 millones de dong. Vi una res maravillosa y yo daba l4,5 millones de dong pero no me la vendieron”.

Vang Mi Dinh es un comerciante profesional de ganado vacuno. Diariamente va a las comunas de Ha Giang y provincias vecinas para buscar bueyes. Los animales flacos fueron atendidos y engordados por él durante un tiempo para despachar después. Reveló que en la feria de Meo Vac un 80 por ciento de los vendedores son negociantes y el resto, 20 por ciento son ganaderos que ceden sus vacunos. Los clientes quieren llegar a las familias que tienen toros robustos y bonitos.

En un rincón del bazar, Giang Seo Sinh está conversando con un comprador. Desde la mañana muchas personas le preguntaron sobre su buey, pero titubearon ante el precio. Dio a conocer que lo siente mucho, pero su familia necesita una cantidad de dinero para sostenerse la vida, por ello decidió venderlo. “A este animal mayor lo estoy criando, pero tengo que venderlo en l4,3 millones de dong. El precio es aceptable y no puedo bajarlo más. Con este dinero voy a comprar fertilizantes para la próxima cosecha y saldar gastos familiares, sobre todo, la siembra de maíz”.

Vu A Chu da una vuelta por la plaza y prefiere más el bovino de Sinh. El apuntó: “Este es alimentado por la familia. Los comerciantes queremos comprar toros nutridos por los agricultores debido a su mejor calidad y crecimiento. Los vacunos comprados de otras localidades, incluso los gordos, adelgazarán pronto y no serán hermosos como los locales.”

Para los montañeses, esta plaza no solo es una ocasión para mostrar la cría de animales domésticos, sino para encontrarse, conversar y beber algunas tazas de aguardiente después de los arduos días de trabajo. Las actividades de comercio transcurren sin bullicios. Los negociantes persisten en esperar a los clientes. Si el precio es aceptable, ellos venden sus productos. Si es inaceptable los traen de vuelta a su casa para vender en el mercado siguiente.

En cada concurrencia se comercian cientos de mansos. Este también es un destino de visitantes extranjeros. El matrimonio De Marco de Italia llegó por primera vez a Ha Giang y fue realmente atraído por esta plaza singular. El viajero italiano manifestó: “Lo importante consiste en que en el bazar de Ha Giang se venden animales domésticos como bueyes, cabras y aves. Esta feria es bastante especial, porque en Italia, mi tierra natal, no existe ninguna como ésta donde se pueden conseguir toros o aves en el camino. Por lo tanto, esta práctica es muy especial y me interesa mucho.”

En cada alhóndiga se consumen unos 400 vacunos por promedio. Estos forman filas rectas y los vendedores y compradores no se empujan uno al otro. Parece que éste es un cuadro que refleja la sinceridad y un hermoso rasgo cultural comunitario de los compatriotas étnicos en la región montañosa de Ha Giang.