Varias familias de la aldea se reúnen para preparar la elaboración de "com lam", arroz cocinado en tubos de bambú. (Foto: VOV) |
Desde horas muy tempranas de la mañana, se ve humo saliendo de la cocina de varias familias en el poblado de Kon H’ring. En el aire se huele a arroz, pollo y carne de cerdo cocinados, pasteles, y a caldo de “ca dang”, que son algunas de las comidas típicas de los autóctonos y usuales ofrendas para las divinidades en esta ocasión.
Para la curiosidad de la gente de otros lugares, platos hechos de carne de rata son ofrendas indispensables para la celebración del arroz nuevo de los Sedang. Según la creencia de los oriundos de la comunidad, la rata es el animal que perjudica las cosechas, por lo que debe ser capturada y sacrificada.
Para cazar ratas “limpias”, los pobladores locales deben ir al bosque y hacer trampas. A Quan, uno de los cazadores, dejó saber: “De aquí a donde cazo ratas hay una distancia de 75 o 76 kilómetros. Cada vez que voy al bosque para buscar ratas, salgo de la casa a las 12 de la madrugada y sólo regreso a las 7 u 8 de la mañana del día siguiente. La última vez, llevé 50 trampas de captura”.
Tiempo atrás, los pobladores indígenas de Kon H’ring se establecieron en el distrito de Dak To, de la provincia de Kon Tum. Debido a la guerra, en 1972, se trasladaron a la comuna de Ea Yong, del distrito de Krong Pach, en la provincia de Dak Lak, antes de asentarse definitivamente desde 1998 en la fértil tierra de Kon H’ring.
De acuerdo con Vi Von, jefe de la aldea, en el pasado, el Tet Com Moi de los Sedang solo se realizaba en el ámbito familiar. Las familias se invitaban unas a otras, de modo que la celebración duraba desde octubre hasta diciembre. Sin embargo, desde 1994 hasta ahora, el Tet Com Moi se convierte en una gran festividad comunitaria, que se celebra en un solo día. Todos los hogares preparan las comidas y las reúnen para hacer un gran banquete en la casa comunitaria.
“Elegimos el 1 de enero del nuevo año, porque en ese momento ya finalizamos las cosechas de arroz y café. Nos reunimos una vez en el nuevo año en esta ocasión para celebrar el festival y también intercambiar experiencias sobre el trabajo, aprender buenas prácticas, y de ese modo fortalecer la solidaridad entre la población”.
Aldeanos y visitantes bailan juntos en la celebración de “Tet Com Moi”. (Foto: VOV) |
Cuando suenan los gongs y batintines, la gente viene cada vez más hasta llenar el patio de la casa comunitaria de la aldea. En el ambiente sagrado, el patriarca de la aldea rinde tributos a los genios protectores, lee la oración expresando gratitud a las deidades y a los antepasados, al tiempo que los invita a asistir a la festividad, con el deseo de recibir sus bendiciones para tener abundantes cosechas.
“Rezamos para que el próximo año el arroz crezca fuerte y hermoso como la hierba en el bosque, y como la caña de azúcar en el jardín. Que sus granos sean tan buenos que toda la gente que pasa quiere pedirlos para su semillero. Que el clima sea favorable para los cultivos, y que todos gocen de buena salud, felicidad y sus hijos y nietos estudien bien”, dijo el patriarca aldeano.
Después de la plegaria, las tinajas de aguardiente están abiertas al servicio de todos, los gongs y batintines vuelven a sonar, los bailes atraen cada vez a más personas, mientras que comienzan los juegos populares… Tanto los aldeanos como los visitantes se unen festejando la celebración y augurándose las mejores cosas en el nuevo año.