Maestros y niños en una clase de dibujo. (Foto: VOV)
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Al asistir a una “clase feliz” ubicada en el tercer piso del hospital, se puede sentir la alegría y la felicidad de los niños al sostener en sus manos un libro, un bolígrafo o crayones para dibujar, o aprender a leer o cantar según palmadas de guía de los maestros.
Todo esto parece muy simple, pero para los menores enfermos es un gran sueño. Aunque acababa de recibir una sesión de quimioterapia y todavía estaba muy cansado, Hoang Van Minh, de 8 años de edad, radicado en la provincia norteña de Bac Ninh, intentó unirse a la clase con sus amigos.
- ¿Cuándo comenzaste a ser tratado en el hospital?
- En el mes de marzo.
- ¿Cómo te sientes cuando asistes a la clase de dibujo?
- Estoy muy feliz y muy agradecido.
La felicidad se expresa no solo en la risa de los niños asistentes al aula, sino también en las lágrimas de los padres cuando ven a sus hijos ir a la escuela como otros de la misma edad. Secándose las lágrimas que caen por sus mejillas, Hoang Van Binh, padre del referido chico, nos compartió que hace 2 meses su familia descubrió que su hijo tenía un tumor de cartílago. Inmediatamente después se sometió a una cirugía en el Hospital Central de Pediatría y luego, lo trasladaron al Hospital K para seguir un tratamiento con medicamentos. Después de tres ciclos de quimioterapia, el pequeño empezaba a moverse. Ahora, cuando ve a su hijo entrar a la clase, jugando con los maestros y amigos, se siente consolado en parte. “Le gusta mucho venir a esta clase, porque se reúne con muchos amigos de la misma edad. Después de recibir quimioterapia, siempre se encuentra muy cansado. Mi familia agradece al hospital no solo por tratar a mi hijo, sino también por darle un espacio para jugar y estudiar”.
Las clases de dibujo, artes visuales, música, danza y lectura se abren cada martes y viernes y son impartidas por profesores del Centro Educativo Xanh Tue Duc, la Guardería Infantil Cu Khe y el Grupo de caridad Minh Tue. La maestra Le Thi Quynh Trang, vicerrectora del Preescolar Cu Khe, dijo: “Esta es una clase especial porque cada alumno tiene sus propias circunstancias, enfermedades y aspiraciones. Así que tenemos que estar en contacto cercano con cada uno de ellos para conocer su psicología y sus intereses”.
Según los profesionales del Hospital K, la escuela y la educación tienen que estar integradas en el tratamiento médico del cáncer infantil porque el niño debe continuar con su desarrollo escolar y seguir siendo como los demás. El doctor Nguyen Ba Tinh, encargado del Servicio comunitario del referido centro sanitario, dijo: “Estamos muy contentos de observar la acogida entusiasta de los niños y la esperanza de sus padres, que están haciendo grandes esfuerzos para alentar a sus hijos a tratar de forma efectiva la enfermedad. Esta clase muestra la atención de los trabajadores de la salud, maestros y grupos de caridad hacia los niños con cáncer”.
En el entorno laboral del hospital, la “clase feliz” es, al parecer, un buen espacio de relax, confianza y alegría donde se pueden hacer realidad los sueños de los infantes que padecen de cáncer.