El compromiso contempla un recorte del 90 % de los gases de efecto invernadero respecto a 1990, aunque con mecanismos de flexibilidad que alivian la exigencia. También se aprobó una disminución de entre el 66,25 % y el 72,5 % para 2035, dentro de las nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional que la UE presentará ante la ONU.
El consenso se alcanzó tras aceptar concesiones como aplazar a 2028 el inicio del mercado de carbono para el transporte por carretera y la calefacción industrial, y someter a revisión bienal los objetivos para 2040.