Todo empezó desde el año 2004, cuando Nguyen Manh Hung decidió mudarse a la isla de Long Chau para dar continuidad a la labor de su padre, quién le inspiró desde pequeño a ser “guardián del faro marítimo”. 

La isla de Long Chau se encuentra a 50 kilómetros de la tierra, por esa razón cuando Hung llegó por primera vez no pudo evitar la sensación de vacío y añoranza. Manh Hung compartió al respecto: 

“Tardé un mes en acostumbrarme al entorno y encontrar la motivación para adaptarme al nuevo trabajo. El clima de acá es muy duro. En invierno hay que soportar un frío glacial. En verano, durante el día te quema el sol abrasador, y por la noche es un auténtico horno. Sin embargo, dos años después logré adaptarme completamente a este clima y empecé a enamorarme de la isla de Long Chau”.

La responsabilidad y el amor por la profesión llevaron a Hung y sus colegas a superar todas las dificultades en su labor a diario. El trabajo se organiza de manera científica y seria todos los días, por lo que, independientemente de las condiciones climáticas, el faro de Long Chau nunca se apaga, iluminando con orgullo el camino de miles de barcos y botes que recorren la bahía. 

"Somos ocho personas que nos turnamos cada ocho horas. Durante la noche nuestra tarea principal es vigilar de cerca la luz del faro. Durante el día nos ocupamos del mantenimiento de los equipos y del edificio", explicó Hung.

En virtud de jefe de estación, Hung ha construido un equipo de oficiales y empleados unidos y responsables, que cumple exitosamente con la tarea de garantizar la seguridad marítima en el área del Golfo, Norte y en alta mar. 

La entrega de Nguyen Manh Hung a la seguridad marítima en Long Chau fue reconocida por la Corporación de Garantía Marítima y la empresa. Al respecto, Vu Duc Thien, jefe del Departamento de Organización Laboral, de la empresa de Seguridad Marítima del Noreste, perteneciente a la Corporación de Seguridad Marítima del Norte, durante el viaje de inspección en la estación del faro de Long Chau, evaluó lo siguiente:  "Hung ha sido galardonado varias veces por el Ministerio de Transporte, así como por nuestra empresa. Goza de gran respeto entre sus compañeros por su carácter sociable y servicial".

Con casi 20 años de experiencia, Hung conoce de memoria cada rincón de la torre del faro y considera este lugar su hogar. La isla de Long Chau se ha convertido en una segunda casa para él, donde ha echado raíces con dedicación. 

"Para muchos esta profesión se considera difícil, o incluso imposible de ejercer. Pero para mí esta labor representa toda mi juventud y toda mi vida. Mucha gente me pregunta por qué estoy tan apegado a esta profesión. Mi respuesta es sencilla: ¡porque me encanta!”, expresó Hung.

Los centinelas del mar, como Hung, son los guardianes de la seguridad de quienes navegan, ofreciendo un precioso consuelo a los marineros. En la oscuridad, su halo de luz emerge, iluminando horizontes inciertos...