La familia de Thuy comenzó a cultivar la denominada fruta de dragón con pulpa blanca hace alrededor de 30 años, cuando la eficiencia económica de su finca arrocera tendía a la baja.
 El huerto de pitaya de la familia de Le Van Thuy (i.) tiene una superficie de dos hectáreas. (Foto: VOV)
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Desde 2012, bajo indicaciones de las autoridades locales del sector agrícola, Thuy guiaba su producción de pitaya de acuerdo con los estándares de Buenas Prácticas Agrícolas de Vietnam (Viet GAP) y luego se iba adaptando a los requisitos internacionales de Global GAP para su posterior exportación.
De ese modo, a fin de conseguir la certificación de GAP para sus cosechas frutales, todos los procedimientos, desde la siembra hasta el abono y los pesticidas, se ven obligados a cumplir estrictos requerimientos. La exclusión de fertilizantes químicos le impulsó a inventar los abonos orgánicos de pescado.
Asimismo, para aumentar la productividad y evitar las plagas, armó las vallas de hierro en lugar de los pilares de cemento, medios a través de los cuales crecen las plantas de pitaya. Otra de las técnicas adoptadas es el empleo de las luces para mantener las producciones fuera de su temporada de cosecha. Thuy aprovecha tanto las bombillas LED como las incandescentes para ahorrar la energía y aun así obtener altos rendimientos. El sistema de riego y fumigación es automático en la finca de Van Thuy. Compartió el agricultor Thuy al respecto:
“Hay que estar dispuesto a salir de las prácticas agrícolas convencionales para poder incorporar nuevos métodos de producción según los estándares internacionales Global GAP, los cuales ponen como prioridad la higiene y la seguridad alimentaria para los consumidores. Una producción limpia, desde la fumigación hasta el uso de abono orgánico y fertilizantes biológicos para mejorar el suelo, permite abastecer al mercado productos seguros y de calidad”.
Si bien el precio de las pitayas de pulpa roja en el mercado nacional es mayor en comparación con las de pulpa blanca, éstas últimas son más resistentes a las plagas y enfermedades y dan alto rendimientos. También es producto de alta demanda en los mercados internacionales como Estados Unidos y Europa, y por esa razón, Thuy sigue expandiendo su plantación.
Cada año, la finca de la fruta del dragón de Thuy cuenta con 3 cosechas que tributan al mercado de 50 a 60 toneladas de frutas. Como socio comercial, la cooperativa local My Tinh An le ayuda con la comercialización a buen precio. Aún durante el periodo de sequía, la familia de Thuy puede recolectar 20 toneladas del fruto.
Según evalúa Nguyen Van Nam, presidente del Comité Popular de la comuna de My Tinh An, Le Van Thuy es un agricultor destacado de la localidad y el pionero en poner en marcha la producción de pitayas de calidad.
“Gracias a la producción de pitayas cumpliendo con los requisitos de VietGAP, la finca de Thuy cuenta con un alto rendimiento y sus frutos son de calidad garantizada. Los costos son bajos con la implementación del sistema de riego y fumigación automático. Actualmente, los precios de la fruta de dragón en el mercado son bastante estables”, dijo Van Nam.
Con un modelo de producción eficiente, la familia de Le Van Thuy obtiene un ingreso anual alrededor de los 60 mil dólares (sobre los mil millones de dongs).
El resultado óptimo de sus prácticas agrícolas ha sido reconocido en varias ocasiones. En 2020, Le Van Thuy recibió el certificado de mérito del premier vietnamita por sus destacados logros en las labores productivas, además de diferentes reconocimientos a nivel provincial por su activa participación en las actividades de la comunidad y por emular la producción local.
 Le Van Thuy utiliza un rociador automático para la pulverización de fertilizantes. (Foto: VOV)
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Le Van Thuy no sólo dirige la finca familiar, sino también el Sindicato de agricultores de la aldea de My Khuong, en la comuna de My Tinh An. Hace todo a su alcance para aportar a su comunidad como actos benéficos a fin de apoyar a los campesinos pobres, contribuir a la construcción de la infraestructura vial, donar sangre de manera voluntaria en más de 30 ocasiones… Con sus contribuciones, el año pasado su solicitud para formar parte del Partido Comunista de Vietnam fue admitida oficialmente.
“Es un gran honor para mí ser miembro del Partido Comunista de Vietnam a mis 60 años de vida. Un poco tarde, pero valió la pena, de ese modo puedo reafirmar mis posturas políticas y mi patriotismo. Siempre estaré cumpliendo con la correcta moral para ser un ejemplo a seguir de mi familia y de mi pueblo”.
La pasión del agricultor Le Van Thuy en el cultivo y desarrollo del modelo de producción eficaz de pitaya parece eterna. A sus 60 años, se compromete a seguir trabajando en los campos frutales para ganarse la vida y expandir al mismo tiempo este modelo económico a las próximas generaciones y a su comunidad, hasta que su salud le impide continuar.