Una tregua en la guerra comercial Estados Unidos-China

Hồng Vân
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(VOVWORLD) - Al cabo de casi un año de una no declarada pero perceptible guerra comercial, Estados Unidos y China retomaron a principios de julio las negociaciones para resolver los diferendos alrededor de las sanciones arancelarias. Esta decisión se atribuyó a que el presidente estadounidense, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping, acordaran suspender la imposición recíproca de nuevos impuestos a las exportaciones en una y otra dirección. Sin embargo, analistas calificaron este hecho como un simple respiro temporal a las tensiones comerciales entre las dos potencias mundiales si sus diferencias no se solventan de raíz.
Una tregua en la guerra comercial Estados Unidos-China - ảnh 1Foto de ilustración (tapchitaichinh.vn)

La guerra comercial Estados Unidos-China explotó hace un año. Washington aplicó a productos chinos tarifas adicionales valorados en 250 mil millones de dólares. En respuesta, Beijing gravó las exportaciones norteamericanas con tarifas por 60 mil millones de dólares. En vísperas de la reunión entre Donald Trump y Xi Jinping al margen de la Cumbre del Grupo de las 20 economías industrializadas y emergentes en Japón, la Casa Blanca amenazó con aumentar en 25 % los aranceles sobre otros bienes chinos, lo que ascendería a 300 mil millones de dólares.

Una pausa en el conflicto

En el encuentro sostenido el 29 de junio en Tokio, el inquilino de la Casa Blanca anunció el levantamiento de parte del veto de Estados Unidos sobre Huawei, lo que permite a las compañías de su país volver a vender equipos al gigante tecnológico chino, y prorrogó sin límite los gravámenes por más de 300 mil millones de dólares que había anunciado respecto a la compra de productos chinos.

Empero, el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, declaró que Huawei sigue vedado en Washington sobre el sistema 5G. Lo que ha hecho Estados Unidos es permitir que la entidad china venda chips, pequeños componentes tecnológicos sin impacto alguno sobre la seguridad nacional, agregó Navarro. Según el mandatario estadounidense, la cuestión de Huawei será debatida al final de las conversaciones comerciales. Esto significa que el destino del gigante tecnológico chino dependerá de un acuerdo comercial entre ambas naciones.

Además, la suspensión de la imposición del 25% a la compra de bienes chinos es solo una medida temporal para reactivar las negociaciones comerciales. No se considera como un paso garante de que Estados Unidos renunciará a nuevos intentos de aplicar sanciones contra las exportaciones chinas.

Correcto camino pero aún con problemas

Washington y Beijing reanudaron los diálogos comerciales después de fracasados en mayo debido a la acusación estadounidense de que China no cumplía sus compromisos relativos al acceso al mercado, la propiedad intelectual y la transferencia tecnológica. El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, anunció que había señales positivas en las negociaciones. No obstante, un acuerdo comercial aún está lejos de alcance, evaluó, y dejó saber que este paso necesitaría más tiempo puesto que Washington quiere un acuerdo “adecuado”. Mientras, Donald Trump dijo el 1 de julio que las negociaciones comerciales con China estaban en curso y que cualquier acuerdo tendría que resultar en medidas a favor de Estados Unidos.

Las declaraciones de las autoridades norteamericanas y los resultados de las negociaciones entre los dos países evidenciaron que estos no han logrado consenso en los temas sustanciales. Pese a que el secretario de Finanzas de Estados Unidos, Steven Mnuchin, se mostró optimista sobre las conversaciones al decir que han culminado hasta el 90% de la agenda, el restante 10% decide el destino de las conversaciones. Los subsidios para las compañías estatales se convirtieron en uno de los obstáculos más significativos en las negociaciones. Washington argumentó que Beijing estaba socavando los cimientos de la competencia subvencionando las empresas nacionales, lo que viola las obligaciones asumidas por China al unirse a la Organización Mundial de Comercio. El gigante asiático, a su vez, se negó categóricamente a cambiar la política industrial y declaró que Estados Unidos no debería interferir en los asuntos internos.

La suspensión de la aplicación recíproca de tarifas adicionales y la reanudación de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China solo es una tregua en la guerra entre las dos potencias mundiales que suaviza “la oscuridad” que cubre la economía global. No hay duda de que un acuerdo comercial continuará estando lejos de su alcance.

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